Ya se que me deben odiar por tardar tanto en subir =( No pude usar la compu en toda la semana. Espero que este capitulo les guste. Ahora sigo subiendo hasta llegar a las Laliter! Se viene caps interesantes
En el capitulo anterior...
– Quizá no saber qué te ocurrió sea menos doloroso, Lali, aunque jamás estarás preparada si continúas negándote a seguir.
-No sé como hacerlo –reconocí.
-Encuentra una razón que te anime a continuar.
CAPITULO 21
Guardé
silencio.
-No es
tan malo como te imaginas –insistió dedicándome una sonrisa cordial que no llegó a
sus ojos. Se echó hacia atrás y cubrió su cara con un paño húmedo que no le
había visto antes. Tenía un aspecto muy cansado – El calor es cada vez más
agobiante.
-Eso
tampoco lo entiendo.
-Nuestro
estado natural tiende a ser frío –explicó pacientemente –. Podemos tolerar temperaturas
un poco más elevadas de lo normal, pero no demasiado porque nuestras habilidades
disminuyen.
-Yo no lo
siento –reconocí encogiéndome de hombros.
-Eso es
porque tus sentidos no están completamente agudizados. –Su voz también iba perdiendo
fuerza –. ¿Nunca te has planteado por qué la gente está más animada en verano?
-¿Por el
sol? –aventuré.
Él esbozó
una tenue sonrisa.
-Esa es
la creencia popular, pero lo cierto es que los grandes predadores soportan el calor aún
peor que nosotros, así que cuando suben las temperaturas, su presencia y la nuestra
disminuye. Los únicos que toleran bien los cambios son los guardianes.
Tomé aire
profundamente, había tanto que entender. Y yo seguia sin comprender una sola
palabra. Por mucho que me esforzase, habia cosas que no tenian sentido.
-No debes
obsesionarte con todo este tema.
Bajé la
mirada.
-¿Con el
tema de que he muerto? –solté una risa amarga –. Creo que es algo por lo que obsesionarse.
-Mucha
gente daría todo lo que tiene por poder disfrutar de una segunda oportunidad.
Esas
palabras me llegaron más hondo de lo que pensaba, ¿habría sido yo una de esas personas?
-Por el
momento debes adaptarte –continuó poniéndose en pie –. Te ayudará hacer una vida
más o menos normal.
Acababan
de revelarme hacía escasos días que había muerto, y en ese momento querían que
“viviera”. Nada, absolutamente nada, tenía sentido para mí. Llegados a ese
punto, solo tenía dos opciones: seguir en esa cama, lamentándome de mí misma a
la espera de fundirme con el colchón, o intentar entender lo que estaba
ocurriendo, decidirme a salir de esa habitación y descubrir qué ocurriría a
continuación. La primera era, sin duda alguna, la que más me tentaba; no tenía
la fuerza ni física ni psicológica para enfrentarme
a la segunda, pero una existencia ligada a esas cuatro paredes tampoco era una idea
alentadora. Entonces, me sorprendí al recordar otra posibilidad. Yo no había pedido
ese tipo de vida y no la quería, lo
tenía totalmente claro. Mi tercera opción se llamaba Peter. Ahora más que
nunca, su extraño trato tenía más sentido del que jamás habría esperado.
Por fin,
tomé mi decisión.
Continuara...
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