viernes, 21 de septiembre de 2012

Capitulo 16

Feliz dia de la primavera!! Y del estudiante tambien! Un capitulo para que disfruten! Dejo la intriga hasta la noche porq a la tarde no voy a estar. Disfruten mucho del dia que esta hermoso♥ Ya saben, cualquier cosa a @mimundoeslali



En el capitulo anterior...

Pero entonces, recordé que no había conseguido comer nada en los dos días que llevaba allí, no tenía ni un poco de hambre; tampoco había sentido ni frío ni calor, ni ninguna otra necesidad, excepto la de llorar. ¿Por qué había tardado tanto en relacionar todas esas cosas? Sacudí la cabeza; todo debia de ser un mal sueño.

CAPITULO 16


Salí del baño y corrí hacia la calle.

Atravesé lugares que no había visto nunca, abriéndome paso entre la gente sin ninguna delicadeza, sin molestarme en disculparme al golpearles. Corrí hasta que mis piernas no pudieron más. Llegué a un callejón sin salida, pero mi mente no estaba lo bastante lúcida como para retroceder y buscar otro camino, así que me derrumbé junto a una casa de aspecto pobre. Todo eso me superaba, no lo aguantaba ni un solo minuto más. Quise llorar, pero no pude. Me di la cabeza contra la pared, sintiéndome muy miserable.

Me agarre el pelo y tiré de él con fuerza, pero no se desprendió ni un solo cabello. Me abracé las piernas y hundí la cabeza entre las rodillas, ahogando un grito que habría podido desgarrar cualquier tímpano humano. Permanecí ahí, refugiada del mundo, con los ojos cerrados, mientras me juraba a mí misma que esto no estaba ocurriendo.

No sé cuánto tiempo llevaba en aquel lugar, cuando oí unas pisadas sobre el suelo. No me hizo falta levantar la vista para saber de quien se trataba. Su olor llegó a mi mente con toda claridad antes incluso de llegar a ver sus pies. Horas antes me habría aliviado su presencia, pero ahora me irritaba. Deseaba estar sola, alejarme de todo y de todos.

-Si no vienes a matarme, lárgate – solté escupiendo cada palabra impregnada de odio. Él no respondió nada. Me levanté para encararle –. ¡Lárgate! –le grité, pero no se movió –. ¡Márchate de aqui!

No hizo nada. Le lancé todo lo que me encontré a mí alrededor: piedras, latas…, pero no acerté ni una sola vez y él seguía ahí, implacable. Desesperada, puse el cristal roto de una botella contra su garganta.

-¿Has terminado ya? –me dijo en un tono monótono mientras yo lo amenazaba –. Si de verdad crees que voy a irme de aquí por un puñado de piedras, es que no has prestado atención a nada de lo que se te ha contado –añadió mirando el cristal que apretaba contra su piel –. No vas a hacerme daño con eso.

Aparté la botella de su cuello y la apreté contra el mío.

-¿Y que hay de mi? –pregunté –. ¿Que paso si es a mi a quien corto? ¿Es que no puedo morir? –Su cuerpo se tensó sutilmente a mi lado.

-No de esa forma.

Lancé la botella contra una pared.

-¡Entonces hazlo tu! ¿Que esperas? Matame aqui mismo –chillé.

-No –respondió con una seriedad exasperante –. Aún no.

-¿Por que no? ¿Es por ese estupido trato? –Se mantuvo en silencio – ¡Estoy harta! –solté –. Es insoportable y doloroso no poder recordar nada, odio no reconocerme a mí misma, ni saber dónde aprendí todo lo que sé o cómo lo hice. –Tomé aire. Apenas podía hablar por el nudo de mi garganta –. ¿Por qué? –Lo miré suplicante, mis ojos estaban a punto de arder en llamas –. Dime por qué no soy capaz de sentir ni siquiera el palpitar de mi corazón, ni el aire en mis pulmones. –Me di la vuelta intentando calmarme, cada vez me costaba más trabajo hablar –. Tengo la piel amoratada y vomito hasta un pequeño vaso de agua. –Me volví y le encaré –. ¿Qué es lo que me ocurre?

Él no se movió ni un milímetro.

-Tú ya lo sabes.

-¿Te refieres al accidente? –Puse los ojos en blanco –. ¡No puedo seguir creyendo esa historia!

-No esperaba que lo hicieras –dijo con total calma.

-¡Entonces contestame! Porque aca parece que nadie pretende decirmelo.

-Si crees que estás preparada para conocer la respuesta, entonces formula tu pregunta. No te mentiré.

Mi respiración estaba desbocada. Mi pecho se hinchaba y se deshinchaba, pero no sentía el aire entrar en mis pulmones. No fui capaz de mirarlo a los ojos, pero aún tardé unos segundos más en poder volver a hablar.

-¿Estoy…? –Tomé aire pero las palabras no me salían –. ¿Estoy…?

-Piénsalo bien, Lali –interrumpió él –, una vez formulada tu pregunta no habrá vuelta atrás.

Cerré mis párpados con fuerza, como si eso pudiera aliviar el dolor que me producía decir la última palabra.

-¿…Muerta?

Continuara...

3 comentarios: