Capitulo 20

A esperar hasta mañana! Me tengo que ir de la compu sino subiria otro! Sueñen con los angelitos.

En el capitulo anterior...

-¿Debo creer que has vivido cuatrocientos años? –susurré, era demasiado impactante como para ser cierto. Él asintió despacio con la cabeza –. ¿Se trata de una broma?

-Nadie conoce los misterios de la eternidad. Es una pregunta a la que no podemos dar respuesta.

CAPITULO 20

-Entonces –empecé mirando a Rocio–, ¿nunca moriré?

Esa revelación suponía un inconveniente para mi propósito con Peter Lanzani.

-Toda existencia tiene un fin –me explicó –. Puedes morir por determinadas causas, pero si logras evadirlas no tienes límite de edad y nunca envejecerás.

-Pero incluso aquí hay una cadena alimenticia, Lali. Nosotros nos alimentamos de humanos, sin pasar los límites estrictamente señalados para no ser peligrosos para ellos; los grandes predadores son los que cruzan esa raya; y los guardianes se alimentan de nosotros. Ambos suponen una amenaza para los cazadores, y has de tener cuidado si quieres conservar esta vida.

-¿Cómo puedo reconocerlos?

-Los guardianes tienen la apariencia de cualquier ser humano –continuó Mariano–

pueden crecer, por eso son tan difíciles de distinguir, pero cuando cazan tienen un olor característico que te alertará si estás cerca. En cuanto a los grandes predadores, también es complicado descubrirlos porque son bastante parecidos a nosotros, pero su corazón palpita mucho más despacio que el de un humano. Cuando te transformes, desarrollarás unas habilidades que te ayudarán a percibir esos pequeños detalles.

-¿Ellos están vivos?

-No, no –se apresuró a añadir –. Pero el nuestro es el único que no late, los guardianes pueden silenciar el suyo, por eso tienes que estar atenta a todos tus sentidos.

-De los grandes predadores también debes huir siempre –incidió Rocio– porque, aunque se alimentan de los humanos, tienen por costumbre divertirse a costa de hacer daño a los nuestros.

-Por eso –el tono de Pablo fue mucho más autoritario que el del resto –, no debes relacionarte con nadie. Al menos, no antes de que hayas completado tu

transformación y, sobre todo, evita siempre salir de casa las noches sin luna, porque es el momento en que los guardianes cazan sin control.

No dije nada, tan solo me limité a parpadear, absorta en mis pensamientos.

-Estaremos abajo si necesitás algo.

Rocio se acercó a mí y depositó un beso en mi frente.

-Lo superarás, estoy segura de ello –susurró a mi oído. Acto seguido se reunió con Pablo en la puerta –. ¿Mariano?

-Voy a quedarme un rato más con ella -dijo -No tardaré mucho.

Ella intercambió una mirada con Pablo, él asintió y ambos desaparecieron por la puerta.

Mariano se volvió hacia mí, con expresión comprensiva.

-Han pasado muchos siglos desde que murieron; creo que han olvidado cómo debes sentirte.

-¿Y tú no? – pregunté aún algo desorientada.

-Soy el más joven –sonrió –, recuerdo algo de entonces.

-Si yo he muerto, eso significa que mi familia aún vive –susurré –, ¿no es así?

-Este es tu hogar ahora, Lali –respondió con cautela.

-¿Por qué no puedo recordarles?

-Llegará el momento,  con el paso del tiempo, en que lo harás –dijo con voz comprensiva -Tienes que darte tiempo.

-¿Y si no es así? ¿Cómo estás tan seguro de que lo conseguiré algún día?

Adoptó una expresión paternal.

-No olvides que yo también he pasado por lo mismo.

-¿Lo recordaste? –insistí con ansiedad.

-Cuando estuve preparado –asintió. Bajó la cabeza tomando aire y luego volvió a alzarla hacia mí – Quizá no saber qué te ocurrió sea menos doloroso, Lali, aunque jamás estarás preparada si continúas negándote a seguir.

-No sé como hacerlo –reconocí.

-Encuentra una razón que te anime a continuar.

Continuara...