Capitulo 19

Que bueno que les guste! Subo algunos asi se vienen las partes mas laliter eh. Estos de ahora es mas o menos para explicar la mecanica, Lali esta igual que todas, no entiendo nada.... Dudas a @mimundoeslali Disfruten! Al menos 5 comentarios y subo otro

En el capitulo anterior...

-No exactamente –concluyó Mariano, hizo una pausa y continuó –. Este es un paso

intermedio que no experimenta todo el mundo.

Fui a decir algo pero él alzó un poco la mano, interrumpiendo mi intento.

-Antes de preguntar nada más, deberías escuchar con atención, porque lo que vamos a contarte es de vital importancia. 

CAPITULO 19

Se acercó más y se sentó en la cama, respiró lento y profundo y volvió a hablar.

– No todos son como tú, aquí también hay buenos y malos, con la excepción de que los malos son muy peligrosos.

-¿A qué te refieres con eso?

-Hay tres tipos de existencia relacionadas con la muerte  - explicó al fin – guardianes, grandes predadores y nosotros, cazadores. No estamos del todo vivos, pero tampoco completamente muertos –siguió –. Podemos sentir o hacer casi todas las cosas que hace un ser humano, pero solo nos queda el alma.

-No lo entiendo –interrumpí con un leve balbuceo sentándome en la cama– estoy demasiado cansada para esto.

-Y será así hasta que te alimentes –apuntó Rocio.

Negué con la cabeza.

-Lo vomito todo.

-Eso es porque tu cuerpo lo rechaza, tu sistema digestivo ya no funciona.

En ese momento me vino a la mente una imagen de entrañas secas y putrefactas y tuve que sacudir la cabeza para alejar ese pensamiento.

-¿Entonces, de qué se alimentan? –pregunté –. ¿Sangre, como los vampiros?

-No –dijo Rocio; parecía un poco más tranquila, supongo que no captó, o no quiso captar, el sarcasmo de mi voz –. Nosotros nos alimentamos más bien de energía o, si lo prefieres, de sentimientos humanos.

Arqueé una ceja.

-¿Qué?

-Todo lo que habita en el mundo tiene una finalidad, y nuestra existencia no es ninguna excepción –comenzó de nuevo Mariano–. Debe haber un equilibrio emocional entre los humanos. Nosotros fomentamos esa proporción y para hacerlo debemos pasar desapercibidos, por eso intentamos camuflarnos entre ellos.

-Sigo sin entender nada  - reconocí.

-Creamos sentimiento en los humanos, lo hacemos porque ellos mismo generan emociones que desequilibrarían a la humanidad.

-¿Hacen que se sientan mal? –murmuré.

-No debes verlo de esa manera –intervino Pablo–. El sufrimiento les obliga a evolucionar.

Guardé silencio. Mariano cubrió mi mano con la suya y me miró fijamente.

-Nadie puede ser feliz eternamente, Lali –dijo en voz tenue –. Por desgracia, nuestra labor es brindarles esas pequeñas dosis de sufrimiento de vez en cuando. –Lo miré con interés – Considéralo como una vacuna.

Esa era la primera cosa positiva que escuchaba sobre el tema.

-¿Cómo lo hacen?

-Es muy sencillo, te lo enseñaremos cuando te transformes. Aún no eres como nosotros, tu cuerpo debe terminar de morir.

-¿Qué? –Aparté la mano y retrocedí un poco en la cama.

-Por eso has estado sufriendo esos golpes de dolor pero, no te asustes, es algo normal. Aunque aún te queda algún tiempo.

-¿Cuánto?

Bajó la mirada.

-Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero no debes preocuparte por eso ahora.

-¿Y qué hay de mi pasado? –inquirí –. ¿Lo recordaré algún día?

-No hay razón para que no suceda así –Pablo se acercó a mí– pero puede que tardes décadas en hacerlo.

Me dejé caer un poco hacia atrás contra el cabecero de la cama, de nuevo sin comprender.

-¿Qué quieres decir? –Los recorrí con la mirada –. ¿Cuántos años tienen ustedes?

Rocio señaló a Pablo.

-Siglo XVII –luego señaló a Mariano–, y XX. Yo nací en el XVIII.

Los miré boquiabierta. No iba a ser fácil creer que frente a mí tenía auténticos testigos de la historia. Ante sus ojos habían ocurrido los grandes acontecimientos de la humanidad y, en cambio, no eran muy diferentes a cualquier otro joven. Todo parecía más que nunca un sueño. Clavé la vista en Pablo.

-¿Debo creer que has vivido cuatrocientos años? –susurré, era demasiado impactante como para ser cierto. Él asintió despacio con la cabeza –. ¿Se trata de una broma?

-Nadie conoce los misterios de la eternidad. Es una pregunta a la que no podemos dar respuesta.

Continuara...