viernes, 14 de septiembre de 2012

Capitulo 11



En el capitulo anterior...

-Creo que Pablo tiene una vieja bicicleta guardada que podrias usar. Esta en buen estado, y dudo que tengo problema alguno en regalartela.

-Creo que eso estaria bien.

-¡Genial! -exclamo dejando ver su amplia y hermosa sonrisa.

CAPITULO 11

El sol comenzaba a ocultarse, pero necesitaba descansar. El dia ya habia sido demasiado duro. Sali de la casa a escondidas, sorprendida de que los oidos de mi nueva familia ni captaran mis pasos.

Estaba claro que iba a llover. Era uno de esos dias en los que, nada mas salir a la calle, uno tiene la impresion de que todo esta muy apagado. Y en efecto, no tardo en cumplirse. Eso me animo, porque me brindaba la posiblidad de ocultarme bajo la capucha de mi buzo. Era un alivio saber, que al menos esta vez, la gente no me miraria.

Los Esposito no querian que saliera cuando ya habia anochecido, pero ese para mi, era el mejor momento para pensar. En ese momento, mi mente empezo a trabajar antes de que yo se lo pidiera. No me creia capaz de enfrentarme a algo asi, aunque supongo que nadie lo seria. Yo era un manojo de inseguridades en un lugar donde seguridad era justamente lo que no sentia. Sobre todo si se trataba de confiar en mi misma. Nunca estaba en paz, y no dejaba de ver incoherencias en todas aquellas explicaciones que me daban. Era frustrante.

Levante la vista de mis pies y me sorprendi al ver hasta donde habia llegado. Estaba en la biblioteca, justo al lado del acceso del aparcamiento. Ya habia anochecido completamente y no habia gente en la calle debido al temporal que se avecinaba y que ya empezaba a dejar sus primeros rastros. De pronto la encontre acojedora. Cruce la calle y me aproxime hacia la entrada. Tal y como era de esperarse, estaba cerrada. Mi brillante plan habia fracasado. Asi que preferi dirigir mis pasos nuevamente hacia el aparcamiento para retomar el camino a casa.

-Una chica nueva no deberia andar sola por aqui -advirtio una voz a mis espaldas.

Me di la vuelta sobresaltada. Y alli lo vi, apoyado contra el capo de su auto, tan perfecto bajo la lluvia. Igual que como lo recordaba. Ambos se camuflaban en la oscuridad. Estaba mas cerca de lo que habia imaginado, era increible que no lo hubiera visto antes.

-Me llamo Peter Lanzani -anuncio tendiendome una mano, la cual yo rechaze. Todavia no olvidaba como me habia hecho sentir la ultima vez- aunque deduzco que eso ya lo sabes.

-Si.

Retiro su brazo.

-Solo pense que debia presentarme luego de tu patetica actuacion de esta mañana.

Lo ignore y mire a mi alrededor. Solo estabamos nosotros dos.

-Si lo que pretendias era entrar ahi dentro -señalo el edificio con su cabeza- conozco formas mucho mas efectivas de forzar una puerta.

Continuara...

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