Capitulo 18

Buen dia! ♥ Se siguen aclarando un poco las cosas en este capitulo. Es medio complicado, lo se, a mi me paso lo mismo cuando lei la original, pero van a ver que se va a ir aclarando todo. Espero que lo disfruten y comenten. Cualquier cosa a @mimundoeslali

En el capitulo anterior...

-Ahí dentro hay gente que te aprecia; se merecen que les des una oportunidad. – Su voz era ahora más suave.

Le miré.

-No pienso quedarme. –Podía sentir mis ojos enrojecidos. Pegué un tirón y me deshice de su mano. Subí las escaleras de espaldas, despacio, sin apartar la vista de él y añadí– Aléjate de mí.

CAPITULO 18

-¡Lali! –exclamó Rocio nada más verme aparecer –. ¿Dónde estabas? Te

estábamos…

-¡Dejame en paz! –grité mientras subía a toda prisa las escaleras.

Me encerré en la habitación y me lancé sobre la cama. No tardé ni dos segundos en escuchar unos nudillos golpear con cuidado la puerta.

-Lali –la voz de Rocio era cautelosa – ¿estás bien?

Me mordí el puño para no gritar, me encontraba refugiada bajo las mantas. Rocio continuó insistiendo. A ella se le unieron el resto de los Esposito, uno por uno, pero no respondí a ninguno de ellos.

¿Estaba muerta? ¿Yo...? Era absurdo. No era posible que mi vida se hubiera agotado ya. Ni siquiera habia alcanzado la mayoria de edad. Me quedaban

muchas etapas por experimentar.

En situaciones así, deseas con todas tus fuerzas que solo se trate de un mal sueño. Llegas incluso a creer que solo se trata de una de esas pesadillas horribles en las que lo estás pasando mal pero en el fondo sabes que vas a despertar. Esa fue mi primera opción, la segunda si no estaba dormida, debía haberme vuelto loca en algún momento de mi olvidada existencia.

Paso un dia... Luego dos... Tres... Cuatro...

Vi pasar los días con sus noches a través de la ventana, y no desperté de aquella pesadilla.

El primer día grité, el segundo grité aún más, el tercero entré en shock, el cuarto contemplé el techo de la habitación con la mirada perdida hasta que la oscuridad lo hizo desaparecer y al quinto, contra todo pronóstico,

mi mente decidió razonar.

Era sábado. Alguien llamó a mi puerta. Me levanté para abrir sin molestarme en mirar de quién se trataba, luego regresé a la cama y me escondí bajo las mantas, de espaldas al recién llegado. Poco después sentí un peso a mi lado y me llegó un aroma familiar: Rocio.

-Era pronto para contártelo –explicó cerca de mi oído.

-¿Qué fue lo que me pasó? –quise saber apartando un poco la manta, mirándola

directamente a los ojos –. ¿Morí en ese accidente?

-No existe ninguno, Lali. Al menos de la forma en que tú piensas –corrigió con cautela –. Cuando hablamos de accidente nos referimos a pasar de vivo a…bueno, a esto. Eres tú quien debe descubrir lo que ocurrió.

-Lali –escuché la voz de Mariano desde la puerta – ¿te importa que pasemos?

-Es su casa –dije volviendo a cubrirme la cara.

Divisé a Mariano acercarse a los pies de mi cama y a Pablo junto a la ventana. Me sentí incómoda. Los tres me observaban atentos. Parecía que esperaban que de repente me pusiera a gritar,  aunque la verdad es que no los culpaba. Me mantuve ahí, escondida, resguardada de sus miradas.

-Lali, sabemos que esta situación es difícil, pero hay cosas que debes saber, que te ayudaran a comprender por qué sigues en este mundo.

-¿Por qué? –exclamé asomando la cabeza otra vez- ¿Acaso no es esto lo que hay después de la muerte?

-No exactamente –concluyó Mariano, hizo una pausa y continuó –. Este es un paso

intermedio que no experimenta todo el mundo.

Fui a decir algo pero él alzó un poco la mano, interrumpiendo mi intento.

-Antes de preguntar nada más, deberías escuchar con atención, porque lo que vamos a contarte es de vital importancia. 

Continuara....