Holu♥ Apartir de este capitulo se vienen cosas importantes. Se viene el beso esperado!! Pronto llegara lo que tanto desean♥ Aunque traiga consecuencias
Lali descubre un lado de Peter que tal vez no sea capaz de asimilar. La verdadera identidad de un gran predador no es precisamente lo que Lali creia.
En el capitulo anterior...
-Confío en que su pequeño acuerdo no impida que tú y yo podamos divertirnos algún día juntos, señorita Esposito. No olvides... -murmuró exhalando contra mi cuello- que él no es el único que puede matarte. -Se apartó un poco y sonrió-. Solo por si acaso.
Me acarició el cuello con una de sus manos enguantadas y me besó en la mejilla. No hubo cosquilleo ni ardor al rozar su piel contra la mía.
-Confieso que torturar a indefensos cazadores no será lo mismo después de haberte conocido. -Tomó mi mano y la besó-. Pensaré en ti, mi pequeña cazadora.
CAPITULO 50
-¡Victorio!
-exclamó una voz detrás de él-. ¿Qué estas haciendo?
Él me
sonrió una última vez y se volvió hacia el recién llegado. Mi corazón dio un vuelco
de gratitud, metafóricamente hablando, al ver de quién se trataba.
-Pablo
Esposito -anunció él arrastrando las palabras-. He venido en son de paz; solo quería
conocer a la nueva adquisición de la familia. Últimamente se oye mucho su
nombre en nuestra casa.
-No voy a
permitir que se acerquen a ningún miembro de mi familia. -El tono de Pablo era
autoritario.
-Un poco
tarde para eso, ¿no crees? -Sonrió y se volvió hacia mí-. Un placer, señorita
Esposito. Auguro que este será el comienzo de una prometedora amistad.
Inclinó
la cabeza hacia Pablo y desapareció entre la gente. Pablo se acercó a mí.
-¿Estás
bien?
Asentí
con la cabeza.
-Acabo de
ver a Peter con Candela.
Chasqueé
la lengua.
-Sí, lo
ha secuestrado y lo tiene dando vueltas por la sala.
Agaché la
cabeza.
-Ya
veo...
-Pablo
-dudé-, ¿tú no sabrás si ella es ..., bueno, si ella es su...
-… amante?
-terminó él.
Asentí
concentrando mi atención en estirar la punta de cada dedo de un guante.
-No, no
lo es.
-¿De
verdad? -pregunté levantando de nuevo la mirada.
Él sonrió
y me tendió su mano derecha con una leve inclinación.
-Lali
Esposito, ¿Te importaría concederme este baile?
Eso me
pilló por sorpresa. Me quedé petrificada, pero él me tomó del brazo y me condujo
a la pista.
-¿Pretendes
que...?
Puso una
mano en mi cintura y entrelazó con suavidad la otra con la mía. A pesar de la velocidad
de la música, Pablo me llevaba como si bailáramos una pieza lenta. No sabría decir
cuál de los dos se deslizaba mejor, si Peter o él, ni cuál de ellos brillaba
más esa noche. Lo que tenía claro era que con Pablo todo me resultaba mucho más
fácil y, por primera vez en la noche, empecé a divertirme de verdad.
Al cabo
de un rato, vi entrar a Peter en la sala con Candela.
Nos miró fijamente a ambos desde la
entrada. Me tensé y no fui capaz de volver a dar ni un solo paso más en
condiciones.
Pablo se
dio cuenta de mi repentino estado de ánimo y me concedió un descanso. Pero yo
no me separé de él. Nos mantuvimos la mirada de un extremo al otro de la
estancia.
-Queridos
hermanos -dijo de pronto Victorio a la sala entera, subido sobre una mesa; su voz
me obligó a apartar los ojos de Peter- todos ustedes creen que nosotros, grandes
predadores, los hemos abandonado.
-¿Qué es
lo que está haciendo? -susurró Rocio apareciendo a nuestro lado.
-Nada
bueno -contestó Mariano junto a ella.
-Hemos
engañado, torturado e, incluso, matado a alguno de ustedes -continuó-, pero en
el fondo saben que los amamos. -Sonreía de forma escalofriante, haciendo que toda
la sala guardara silencio, pendiente de cada palabra que pronunciaba-. Esta
noche no hemos venido aquí con intención de causarles ningún daño, sino en una
muestra de nuestro
compromiso para con ustedes. Hemos compartido música, pareja, humanos y, ahora,
queremos otorgaros un presente. -Alzó una bolsa de terciopelo para que toda la audiencia
pudiera verla-. He aquí nuestra muestra de amor.
Con un
movimiento ágil, hizo girar la bolsa y de su interior cayó algo rodando al
suelo.
Se me
heló la respiración, era una cabeza, blanquecina y monstruosa.
-Encontramos
a un guardián de camino aquí, se la ofrezco a todos ustedes, nuestros amados
hermanos, con la intención de que...
-¡Cielo
santo! -exclamó alguien desde la parte trasera, la voz era entrecortada y acongojada-.
¿Qué es esto?
Toda la
sala se volvió hacia él. Era un humano, de eso no cabía ninguna duda. Estaba junto
a la puerta, escondido tras una columna. Retrocedió hacia la salida, pero dos cazadores
lo cogieron por los brazos.
-Que
inoportuno contratiempo... -farfulló Candela.
De pronto
les vi a ambos acercarse a Victorio. Peter, impasible, se sentó en una silla en la
penumbra, algo alejado de ella.
-¿Quiénes
son? ¿Qué es todo esto? -El humano intentaba deshacerse de ellos, pero todo esfuerzo
era inútil, así que empezó a gritar - ¡Sueltenme! ¡Ayuda! ¡Que alguien me
ayude!
Candela
se cruzó de brazos con gesto impaciente.
-¿Alguien
tendría la amabilidad de traerlo hasta aquí? -preguntó.
-¡Dejenme
salir! ¡Sueltenme!
Lo
llevaron hasta los pies de Victorio, como si fuera la ofrenda a algún rey, y
eso no me gustó ni un pelo. ¿Por qué tenían que tratarlo como si fueran
superiores? Candela se acercó al hombre y
le puso un dedo en los labios.
-En un
segundo, querido. -Él la miró con pavor-. Peter, ¿te importaría hacer los honores?
-Preferiría
no tener que hacerlo -respondió él.
Un
extraño murmullo se extendió entre la audiencia. Candela se echó a reír, con la
misma risa amarga y escalofriante que le había escuchado a Peter en alguna
ocasión.
-Confío
en que no pretendes ensuciar nuestro nombre. -Victorio le miraba fijamente, sus ojos
destilaban furia a pesar de la sonrisa.
Hubo un
repentino silencio, solo interrumpido por los forcejeos del humano. Recé en mi interior
para que él no se moviera, para que no lo hiciera..., pero lo hizo. Se puso en
pie, delante
de todos, con los párpados ligeramente entornados y los brazos tiesos. Juraría que
estuvo a punto de volver la cabeza en mi dirección, pero se contuvo.
Entonces
lo vi, vi el terror del hombre en sus ojos. Su cuerpo se convulsionaba por el pánico.
No quería mirar, pero algo me obligaba, una fuerza mucho mayor que mi voluntad.
Peter se aproximó a él, con andar acompasado. Los cazadores que sujetaban
al desdichado humano lo soltaron y se hicieron a un lado.
El hombre intentó huir,
en un esfuerzo vago e inútil. Con la velocidad de un rayo, Peter lo cogió de
las solapas de su traje y lo alzó bruscamente contra la pared. El muro se rajó
bajo su espalda,
arrancando un alarido de dolor a la pobre víctima.
Di un
paso hacia delante con la firme intención de detenerle, pero Rocio me contuvo agarrándome
del brazo para impedirme avanzar. Nadie hablaba; lo único importante era lo que
estaba ocurriendo a escasos metros de nosotros.
-Por
favor... -tartamudeó el pobre infeliz, una gruesa capa de sudor cubría su
frente- Por favor, no me mate.
Peter
agarró con una mano su mandíbula y la abrió con fuerza, provocándole un grito
que rebotó en toda la sala, mientras aproximaba su boca a la suya hasta quedar a
medio palmo de distancia. Entonces, le obligó a mirarle directamente a los
ojos, y su tembloroso cuerpo comenzó a convulsionarse con violentas sacudidas,
suspendido en el aire por
la mano del predador.
La cabeza de Peter se agitaba, igual que su pecho, y las
aletas de la nariz las tenía muy dilatadas. Llegó a mis oídos un sonido de
succión y la respiración ahogada del humano.
Me di la
vuelta, ya había visto suficiente como para tener pesadillas durante meses.
Sentí
lástima, lástima por él y por mí, porque el animal que le estaba haciendo
eso... era el ser del
que yo estaba enamorada.
De
pronto, la absorción cesó. No debía de haber durado más de un minuto, pero para
mí fue como una eternidad. Miré con miedo. Peter, por fin, lo soltó. El hombre
cayó al suelo inconsciente, con un pequeño hilo de sangre cayéndole por la
comisura de su boca.
-Mátalo
-le dijo una voz de mujer.
-No es
necesario -contestó Peter con la voz ronca-; no recordará nada.
-No
debemos correr riesgos; nos ha descubierto.
-Ese
hombre no sabe lo que ha visto. Si tantas ansias tienes de matarlo, hazlo tú
misma, hermana.
Sentí su
mirada y no pude soportarla. Me deshice del brazo de Rocio y salí de la sala corriendo,
sin preocuparme por lo que pudieran pensar o decir de mí. Pasé entre los humanos,
golpeando a algunos a mi paso, y por fin salí a la calle.
Respiré cuanto pude a
grandes bocanadas, sin que eso me aliviara. Mi estómago sufría espasmos, como
si quisiera vomitar, y las arcadas no tardaron en acudir a mi garganta. Me dejé
caer en las escaleras, pero aún tardé varios minutos hasta que conseguí
serenarme un poco.
Estaba
demasiado impresionada como para volver dentro. Sabía lo que era y lo que hacía;
esa era su naturaleza, pero, al ver los ojos de ese humano..., yo misma había sentido
miedo. Podría haberle matado allí mismo, frente a todos. Tal vez no había acabado
con el pobre infeliz porque sabía que lo estaba mirando, pero ¿y si no hubiera sido
así?
Me horroricé al pensar en cuántos humanos habría matado a lo largo de
todas las décadas que había vivido o, peor, a cuántos en el tiempo que yo lo
conocía.
¿Por qué tenía que amarle? ¿Por qué tenía que haberme enamorado de
alguien así?
Continuara...
Que buen capituloo! Mas mas mas :)
ResponderEliminarHorrible peter, que malo. Y pobre lali... :(
ResponderEliminarQue bien que el beso esta cerca! No puedo mas de los nervios! ♥
ResponderEliminarme encantooo se nota que peter en un principio no quiso hacerlo se nota que no es igual a los demas y eso me gusta
ResponderEliminarmasss masss mass
ResponderEliminarmassss
ResponderEliminarMe encanta quiero mas
ResponderEliminarPobre Lali el darse cuenta de lo que Peter le ocaciono a ese pobre hombre y pensar que se enamoro de el. Pero creo que Peter se va a revelar y va a dejar de hacer esas cosas, bueno eso espero.
ResponderEliminarMe encanta la novela saluditos
@Titel842