martes, 30 de octubre de 2012

Capitulo 50


Holu♥ Apartir de este capitulo se vienen cosas importantes. Se viene el beso esperado!! Pronto llegara lo que tanto desean♥ Aunque traiga consecuencias


Lali descubre un lado de Peter que tal vez no sea capaz de asimilar. La verdadera identidad de un gran predador no es precisamente lo que Lali creia.


En el capitulo anterior...

-Confío en que su pequeño acuerdo no impida que tú y yo podamos divertirnos algún día juntos, señorita Esposito. No olvides... -murmuró exhalando contra mi cuello- que él no es el único que puede matarte. -Se apartó un poco y sonrió-. Solo por si acaso.

Me acarició el cuello con una de sus manos enguantadas y me besó en la mejilla. No hubo cosquilleo ni ardor al rozar su piel contra la mía.

-Confieso que torturar a indefensos cazadores no será lo mismo después de haberte conocido. -Tomó mi mano y la besó-. Pensaré en ti, mi pequeña cazadora.

CAPITULO 50

-¡Victorio! -exclamó una voz detrás de él-. ¿Qué estas haciendo?

Él me sonrió una última vez y se volvió hacia el recién llegado. Mi corazón dio un vuelco de gratitud, metafóricamente hablando, al ver de quién se trataba.

-Pablo Esposito -anunció él arrastrando las palabras-. He venido en son de paz; solo quería conocer a la nueva adquisición de la familia. Últimamente se oye mucho su nombre en nuestra casa.

-No voy a permitir que se acerquen a ningún miembro de mi familia. -El tono de Pablo era autoritario.

-Un poco tarde para eso, ¿no crees? -Sonrió y se volvió hacia mí-. Un placer, señorita Esposito. Auguro que este será el comienzo de una prometedora amistad.

Inclinó la cabeza hacia Pablo y desapareció entre la gente. Pablo se acercó a mí.

-¿Estás bien?

Asentí con la cabeza.

-Acabo de ver a Peter con Candela.

Chasqueé la lengua.

-Sí, lo ha secuestrado y lo tiene dando vueltas por la sala.

Agaché la cabeza.

-Ya veo...

-Pablo -dudé-, ¿tú no sabrás si ella es ..., bueno, si ella es su...

-… amante? -terminó él.

Asentí concentrando mi atención en estirar la punta de cada dedo de un guante.

-No, no lo es.

-¿De verdad? -pregunté levantando de nuevo la mirada.

Él sonrió y me tendió su mano derecha con una leve inclinación.

-Lali Esposito, ¿Te importaría concederme este baile?

Eso me pilló por sorpresa. Me quedé petrificada, pero él me tomó del brazo y me condujo a la pista.

-¿Pretendes que...?

Puso una mano en mi cintura y entrelazó con suavidad la otra con la mía. A pesar de la velocidad de la música, Pablo me llevaba como si bailáramos una pieza lenta. No sabría decir cuál de los dos se deslizaba mejor, si Peter o él, ni cuál de ellos brillaba más esa noche. Lo que tenía claro era que con Pablo todo me resultaba mucho más fácil y, por primera vez en la noche, empecé a divertirme de verdad.

Al cabo de un rato,  vi entrar a Peter en la sala con Candela. Nos miró fijamente a ambos desde la entrada. Me tensé y no fui capaz de volver a dar ni un solo paso más en condiciones.

Pablo se dio cuenta de mi repentino estado de ánimo y me concedió un descanso. Pero yo no me separé de él. Nos mantuvimos la mirada de un extremo al otro de la estancia.

-Queridos hermanos -dijo de pronto Victorio a la sala entera, subido sobre una mesa; su voz me obligó a apartar los ojos de Peter- todos ustedes creen que nosotros, grandes predadores, los hemos abandonado.

-¿Qué es lo que está haciendo? -susurró Rocio apareciendo a nuestro lado.

-Nada bueno -contestó Mariano junto a ella.

-Hemos engañado, torturado e, incluso, matado a alguno de ustedes -continuó-, pero en el fondo saben que los amamos. -Sonreía de forma escalofriante, haciendo que toda la sala guardara silencio, pendiente de cada palabra que pronunciaba-. Esta noche no hemos venido aquí con intención de causarles ningún daño, sino en una muestra de nuestro compromiso para con ustedes. Hemos compartido música, pareja, humanos y, ahora, queremos otorgaros un presente. -Alzó una bolsa de terciopelo para que toda la audiencia pudiera verla-. He aquí nuestra muestra de amor.

Con un movimiento ágil, hizo girar la bolsa y de su interior cayó algo rodando al suelo.

Se me heló la respiración, era una cabeza, blanquecina y monstruosa.

-Encontramos a un guardián de camino aquí, se la ofrezco a todos ustedes, nuestros amados hermanos, con la intención de que...

-¡Cielo santo! -exclamó alguien desde la parte trasera, la voz era entrecortada y acongojada-. ¿Qué es esto?

Toda la sala se volvió hacia él. Era un humano, de eso no cabía ninguna duda. Estaba junto a la puerta, escondido tras una columna. Retrocedió hacia la salida, pero dos cazadores lo cogieron por los brazos.

-Que inoportuno contratiempo... -farfulló Candela.

De pronto les vi a ambos acercarse a Victorio. Peter, impasible, se sentó en una silla en la penumbra, algo alejado de ella.

-¿Quiénes son? ¿Qué es todo esto? -El humano intentaba deshacerse de ellos, pero todo esfuerzo era inútil, así que empezó a gritar - ¡Sueltenme! ¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude!

Candela se cruzó de brazos con gesto impaciente.

-¿Alguien tendría la amabilidad de traerlo hasta aquí? -preguntó.

-¡Dejenme salir! ¡Sueltenme!

Lo llevaron hasta los pies de Victorio, como si fuera la ofrenda a algún rey, y eso no me gustó ni un pelo. ¿Por qué tenían que tratarlo como si fueran superiores? Candela se acercó al hombre y le puso un dedo en los labios.

-En un segundo, querido. -Él la miró con pavor-. Peter, ¿te importaría hacer los honores?

-Preferiría no tener que hacerlo -respondió él.

Un extraño murmullo se extendió entre la audiencia. Candela se echó a reír, con la misma risa amarga y escalofriante que le había escuchado a Peter en alguna ocasión.

-Confío en que no pretendes ensuciar nuestro nombre. -Victorio le miraba fijamente, sus ojos destilaban furia a pesar de la sonrisa.

Hubo un repentino silencio, solo interrumpido por los forcejeos del humano. Recé en mi interior para que él no se moviera, para que no lo hiciera..., pero lo hizo. Se puso en pie, delante de todos, con los párpados ligeramente entornados y los brazos tiesos. Juraría que estuvo a punto de volver la cabeza en mi dirección, pero se contuvo.

Entonces lo vi, vi el terror del hombre en sus ojos. Su cuerpo se convulsionaba por el pánico. No quería mirar, pero algo me obligaba, una fuerza mucho mayor que mi voluntad. Peter se aproximó a él, con andar acompasado. Los cazadores que sujetaban al desdichado humano lo soltaron y se hicieron a un lado. 

El hombre intentó huir, en un esfuerzo vago e inútil. Con la velocidad de un rayo, Peter lo cogió de las solapas de su traje y lo alzó bruscamente contra la pared. El muro se rajó bajo su espalda, arrancando un alarido de dolor a la pobre víctima.

Di un paso hacia delante con la firme intención de detenerle, pero Rocio me contuvo agarrándome del brazo para impedirme avanzar. Nadie hablaba; lo único importante era lo que estaba ocurriendo a escasos metros de nosotros.

-Por favor... -tartamudeó el pobre infeliz, una gruesa capa de sudor cubría su frente- Por favor, no me mate.

Peter agarró con una mano su mandíbula y la abrió con fuerza, provocándole un grito que rebotó en toda la sala, mientras aproximaba su boca a la suya hasta quedar a medio palmo de distancia. Entonces, le obligó a mirarle directamente a los ojos, y su tembloroso cuerpo comenzó a convulsionarse con violentas sacudidas, suspendido en el aire por la mano del predador. 

La cabeza de Peter se agitaba, igual que su pecho, y las aletas de la nariz las tenía muy dilatadas. Llegó a mis oídos un sonido de succión y la respiración ahogada del humano.

Me di la vuelta, ya había visto suficiente como para tener pesadillas durante meses.

Sentí lástima, lástima por él y por mí, porque el animal que le estaba haciendo eso... era el ser del que yo estaba enamorada.

De pronto, la absorción cesó. No debía de haber durado más de un minuto, pero para mí fue como una eternidad. Miré con miedo. Peter, por fin, lo soltó. El hombre cayó al suelo inconsciente, con un pequeño hilo de sangre cayéndole por la comisura de su boca.

-Mátalo -le dijo una voz de mujer.

-No es necesario -contestó Peter con la voz ronca-; no recordará nada.

-No debemos correr riesgos; nos ha descubierto.

-Ese hombre no sabe lo que ha visto. Si tantas ansias tienes de matarlo, hazlo tú misma, hermana.

Sentí su mirada y no pude soportarla. Me deshice del brazo de Rocio y salí de la sala corriendo, sin preocuparme por lo que pudieran pensar o decir de mí. Pasé entre los humanos, golpeando a algunos a mi paso, y por fin salí a la calle. 

Respiré cuanto pude a grandes bocanadas, sin que eso me aliviara. Mi estómago sufría espasmos, como si quisiera vomitar, y las arcadas no tardaron en acudir a mi garganta. Me dejé caer en las escaleras, pero aún tardé varios minutos hasta que conseguí serenarme un poco.

Estaba demasiado impresionada como para volver dentro. Sabía lo que era y lo que hacía; esa era su naturaleza, pero, al ver los ojos de ese humano..., yo misma había sentido miedo. Podría haberle matado allí mismo, frente a todos. Tal vez no había acabado con el pobre infeliz porque sabía que lo estaba mirando, pero ¿y si no hubiera sido así? 

Me horroricé al pensar en cuántos humanos habría matado a lo largo de todas las décadas que había vivido o, peor, a cuántos en el tiempo que yo lo conocía. 

¿Por qué tenía que amarle? ¿Por qué tenía que haberme enamorado de alguien así?

Continuara...

8 comentarios:

  1. Que buen capituloo! Mas mas mas :)

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  2. Horrible peter, que malo. Y pobre lali... :(

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  3. Que bien que el beso esta cerca! No puedo mas de los nervios! ♥

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  4. me encantooo se nota que peter en un principio no quiso hacerlo se nota que no es igual a los demas y eso me gusta

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  5. Pobre Lali el darse cuenta de lo que Peter le ocaciono a ese pobre hombre y pensar que se enamoro de el. Pero creo que Peter se va a revelar y va a dejar de hacer esas cosas, bueno eso espero.
    Me encanta la novela saluditos
    @Titel842

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