#4 ♥ Vamos, vamos, vamos que el proximo aparece Candela! Que pasara en el encuentro? Comenten y lo sabran! Las quiero ♥
Cada vez el magnetismo es mayor... ¿ Serán capaces de admitirlo y dejarse llevar?
En el capitulo anterior...
-Descubrió nuestro trato y lo compartió con toda la familia.
Dejé de andar y lo miré de frente.
-¿Qué te dijeron?
-Querían que te compartiera con ellos. -Abrí la boca asustada, pero él me sonrió-. Me negué, por supuesto; tienen que aprender a buscarse sus propios cazadores.
CAPITULO 47
Le miré y
me encogí de hombros.
-¿Y ahora
qué? -pregunté.
-Es una
fiesta -me respondió con una sonrisa tentadora-, intentemos divertirnos.
Me
condujo a la pista de baile. Los pocos humanos que había en ella se separaron
para abrirnos paso, pero no eran ellos los más impresionados sino los
inmortales, que nos miraban con mayor intensidad.
-Peter
-susurré-, yo no sé bailar esto.
-No
importa, podemos hacerlo como tú quieras.
-No creo
que quede bien.
Solo con
pensar en su cuerpo pegado al mío se me congelaba la respiración.
-Entonces,
déjame guiarte -me susurró posando una mano en mi cintura y acercándose más a
mí-. Este baile no tiene grandes complicaciones.
Me tomó con
delicadeza de la mano y me miró a los ojos. Inmediatamente después, aparté la
vista; estaba demasiado nerviosa, no me atrevía ni a rozarle y mis rodillas temblaban
de forma irracional; el calor había aumentado unos diez grados con su cercanía.
Si mi corazón palpitara, estaría desbocado.
-¿Estás
bien?
-Sí
-musité con un hilo de voz.
-No
bailaremos si no quieres -dijo alzando mi barbilla para poder buscar de nuevo
mis ojos.
Su mirada
me derritió; parecía tan inocente y galán que por un momento creí que no sería
capaz de articular palabra, pero sentí la atención de muchos de los presentes
puesta en nosotros y eso ayudó a espabilarme.
-Estoy
bien.
Me armé
de valor, tomé su mano y lo adentré más en la pista. Él me seguía con una sonrisa
divertida en los labios. Dejé que volviera a cogerme y, un instante después, el
salón y la multitud de lámparas empezaron a girar a nuestro alrededor.
Tenía
complicaciones con el calzado y con el vestido; no estaba acostumbrada a moverme
con semejantes piezas de artesanía en mi cuerpo. Pero Peter se mostró muy
paciente y no dejó que tropezara; cuando veía que eso podía ocurrir, me elevaba
un poco en el aire para impedir el traspié. Al final, me limité a dejar que él
me guiara y, en cuanto lo hice, las cosas comenzaron a fluir de mejor manera.
La
brillante demostración de mis dotes para la danza solo provocó nuevas miradas,
esta vez mucho más reprobatorias. Por suerte,
dejamos de ser el centro de atención en cuanto Pablo y Rocio se incorporaron a la
pista.
Ellos brillaban por sí solos. El cabello dorado de Rocio relucía bajo
las luces, y el color de su vestido hacía resaltar su piel albina haciéndola
parecer más que nunca una delicada muñeca de porcelana. Era la envidia y
frustración de todas las chicas humanas
de la pista, incluida yo, que no lo era. Pablo se movía con la gracia de un bailarín,
como si llevara haciendo eso toda la vida. Sus movimientos eran gráciles, dotados
de una elegancia ya hace tiempo extinguida.
Los dos eran hermosos. Si hubiera que
poner una imagen para cada palabra, ellos representarían la perfección. Estaba convencida
de que podrían apoderarse del universo y esclavizar al mundo, que todos les seguirían
amando.
Solo se
me ocurría una persona capaz de competir contra esa hermosura: Peter. Él no era
ni más ni menos maravilloso que ellos; su belleza era diferente. En Pablo y
Rocio todo era armonía, en Peter, oscuridad; la noche y el día.
El
corazón de Peter palpitaba con fuerza, un poco más rápido de lo normal.
Inconscientemente
apoyé la cabeza contra su duro pecho para poder deleitarme con ese sonido
mientras les contemplaba bailar, en su mundo, ajenos a toda la admiración que despertaban.
Por desgracia, aún había ojos puestos en nosotros. Seguramente todos se preguntaban
qué hacía Peter bailando con alguien como yo, incluso yo misma lo hacía.
Resultaba mucho más razonable verlo al lado de alguien como Rocio.
Sentí su
mano desplazarse por mi espalda. Su roce liberó una ligera descarga por todo mi
cuerpo, entonces decidí olvidarme lo que él era y de lo que me había pasado y
dejar a un lado todas mis frustrantes inseguridades.
Quería sentirme normal,
por una noche, por “esa”noche; no deseaba ser más que una chica corriente
abrazada al chico que quería, y
que fuera como un sueño, un sueño donde todo fuese más fácil y terminara bien.
Continuara...
+7 FIRMAS SUBO OTRO
uuu quiero otro capi!!!
ResponderEliminarMas
ResponderEliminarNo me gusta mucho ser la primera en comentar!
ResponderEliminarOtro capitulo
ResponderEliminarMas Mas Mas Mas !! Que se dejen llevar..
ResponderEliminarQue lindo que lindo! Más!!
ResponderEliminarmas mas por favor
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