miércoles, 3 de octubre de 2012

Capitulo 27


Buen dia ! :) Que bueno que les vaya gustando. Espero que este capitulo les guste. Si antes de las 16:00 hs hay mas de 5 comentarios subo otro. Disfruten. Cualquier duda a @mimundoeslali . Dejen su twitter si quieren que les avise cuando subo.



En el capitulo anterior...

-¿Por qué? ¿Por qué es tan importante ese libro?

Mantuvo la vista clavada en la carretera.

-Pregúntaselo a ella.

CAPITULO 27


Guardé silencio y miré por la ventanilla. Él retorcía el volante entre las manos.

-Creo que prefiero ir andando- aventuré-. Déjame aquí, por favor.

-De ninguna manera.
-¿Cómo que no?- respondí encarándole.

-Va a llover y no quiero que te mojes- confesó.

No pude evitar echarme a reír. Él no movió ni un músculo de la cara, la vena de su sien comenzó a palpitar.

-¿Te preocupa que coja un resfriado? Es un poco tarde, ¿no crees? Ya nunca más
volverá a ocurrir.

Me miró severamente.

-Te crees muy graciosa. ¿no? La pintura que llevas encima se disuelve con el agua. ¿Quieres que la gente vea un cadáver andando en mitad de la calle?

-No había pensado en eso- reconocí casi en un susurro, avergonzada.

De repente, empezaron a chocar pequeñas gotitas contra el parabrisas. Justo lo que necesitaba en ese momento. Pero él no me miró con suficiencia ni me soltó un “ya te lo dije” como esperaba, sino que continuó mirando al frente, concentrado en la carretera y sujetando el volante mucho más de lo necesario.

-Debes aprender. Esto no es un juego, Lali. Hay muchas normas que no puedes pasar por alto.

Volví a mira por la ventanilla. No me había dado cuenta que ya había aparcado frente al hogar de los Esposito. Me sentí decepcionada, realmente su única intención había sido llevarme a casa.

-Imagino que volveremos a vernos- sentencié.

-Desde luego- sonrió de pronto pillándome por sorpresa-, aguardo ansioso tu respuesta.

-Respecto a eso tengo otra condición. El trato no afecta a los Esposito, no quiero que ellos se vean involucrados de ninguna manera.

Torció el gesto.

-Conoces lo suficiente a esa familia como para saber que, si te hago daño, todos vendrán por mí.
-Entonces tendrás que encontrar la manera de que no puedan relacionarme contigo. ¿Lo harás?

-Desde luego.

Asentí con la cabeza y salí sin decir nada más. Justo antes de cerrar la puerta tras de mí, oí que una voz salía del interior del coche.

-No le des el libro Rocio.

Asentí de nuevo y me dirigí directa a la entrada, empujé la puerta abierta y entré una vez más en esa extraña casa. Fui directa hacia la salita y vi un poco a lo lejos a Rocio, sentada en el sillón más alejado. Nada más verme aparecer se levantó de
un salto y se abalanzó sobre mí.

-¡Lali! Te he estado buscando; siento mucho lo de esta mañana.

-No pasa nada- la tranquilicé.

-¿Lo has visto?- me soltó de pronto-. Dime que lo cogiste, Lali, ¿lo tienes?

-¿A qué te refieres?- le pregunté.

-Al libro, mi libro- me dijo impaciente-, lo necesito. Por favor, dime que lo tienes.

Sentí el impulso de decirle que lo tenía bien guardado en la mochila, pero la voz de Peter en mi cabeza fue más fuerte. Quizá fuese cierto que ese libro era malo para ella. Algo en mi interior me dio que debía fiarme de él por esa vez.

-Lo siento- musité.

La puerta se abrio dejando paso a Mariano, parecia cansado. El calor que sentia debia de ser extremo. No se veia nada bien.

-¿Cómo te encuentras?- le preguntó Rocio.

-No lo estoy soportando demasiado bien este año, cada vez se me hace más difícil.

-Pasará más pronto de los que esperas.

-No lo creo, Ro.

La puerta de la calle se abrió de nuevo dando paso a Pablo, que entró silbando en el vestíbulo. Poco después apareció en el salón llevando una botella de cristal helada apoyada contra su cuello. También venía empapado, pero le daba un aspecto aún más atractivo.

-El calor ha comenzado antes.- Su voz sonaba ronca pero despreocupada-. El año que viene tendremos que cambiar de ciudad.

-¿Mudarnos? ¿Por qué?- pregunté.

-Esta temperatura es insoportable para nosotros- explicó Rocio.

-Pero si ni siquiera hay sol- señalé sin entender.

-Eso no importa, Lali. Cuando empieces a alimentarte, descubrirás lo abrasador que es el aire que circula por la ciudad. -dijo Mariano.

En realidad, el lugar me daba lo mismo, pero sentí algo extraño al pensar en la idea de dejar de ver a Peter.

-Mariano, no estas bien- afirmó.

-No, Pablo, no lo estoy- concedió- no soporto más este calor.

-Podemos instalar más sistemas de refrigeración- propuso Rocio.

-Sería inútil. Creo que me iré a la montaña antes de lo planeado. Esta oleada de calor no es normal.

Cinco aparatos de aire acondicionado comenzaron a funcionar desde la parte trasera de cuadros o pequeñas esculturas. Lo miré asombrada, ¿tanto calor sentían?

-Un baño helado te ayudará.

-Sí- dijo él-, creo que iré a prepararme uno.

Rocio se puso en pie y fue en busca de su bolso.

-Ro, ¿a dónde vas?- le preguntó Pablo.


-He de encontrar algo- fue su respuesta.

-¡Espera!- dije-. Te acompañaré.

Corrí detrás de ella.

-De acuerdo.

Continuara...

4 comentarios: