jueves, 25 de octubre de 2012

Capitulo 38


El segundo por hoy! Espero que les guste♥ Ahora Peter la empieza a ver con otros ojos... Lali comienza a conocerlo mejor...que les parece que pasara a partir de ahora? Dejen su opinion en el comentario♥



En el capitulo anterior...

Mi cuerpo se estremecía como si quisiera tiritar. Un frío glacial se apostó en los huesos al tiempo que el corazón y la garganta ardían. Las punzadas en la cabeza habían desaparecido y el escozor de la piel también; no intenté respirar, temía que si hacía un leve movimiento todo el dolor anterior regresaría. 

Algo cruzó la oscuridad en la que estaba sumergida.

CAPITULO 38

Abrí los ojos levemente, con cautela. Me encontraba mucho mejor. Por alguna razón, el frío glacial era reconfortante. Sentí curiosidad por saber dónde estaba. Tal vez había vuelto a morir y ahora estaba en el cielo, esto se parecía mucho más a lo que contaba la gente. Al estirar el brazo, pequeñas hondas circulares nublaron aún más mi visión. Entonces, empecé a percibir la verdad.

Abandoné la paz que sentía y me senté en el centro de la gran bañera. La gran claridad se debía tan solo al color de las paredes del baño. Había estado sumergida, con ropa y todo, en mi bañera llena de grandes cubitos de hielo.

Los recuerdos de la noche anterior estaban entremezclados, lo único que permanecía nítido era el tormento, y el olor de mi propia sangre. Salí del agua y cogí una toalla.

Regresé a la habitación. Los ventanales estaban cubiertos por las pesadas cortinas, así que aún se mantenía en la penumbra. No necesitaba luz para ver lo que tenía frente a mí.

También me llegaron nuevos sonidos. Ni una palabra, solo el traqueteo de un pequeño aparato de aire acondicionado; la brisa al penetrar por alguna grieta o ventana mal cerrada; pero el que más me impactó fue el que producían las gotas de agua procedentes de mi ropa mojada al estrellarse contra el suelo. Era increíble. Me puse algo seco y, al hacerlo, me invadieron un montón de nuevas fragancias. Pero el que más intenso me llegaba era el suyo, “su” olor. Abrí las cortinas para comprobar si él estaba allí, pero tuve que cerrar los ojos inmediatamente. Al cabo de un segundo los volví a abrir, poco a poco. No había mucho sol, pero todas las cosas relucían más de lo normal. Los colores eran mucho más vivos y tenían un sinfín de nuevos matices.

Me acerqué al espejo que habían vuelto a colocar tiempo atrás y tuve que ahogar un grito a ver la imagen que me devolvió el reflejo: mi pelo se había secado por completo en muy poco tiempo y caía en suaves ondas a ambos lados de mi rostro; sedoso y brillante.

Por suerte, ya no tenía ese aspecto amoratado y grisáceo en la cara. Mis ojos me observaban desde el espejo, grandes y negros, como siempre, aunque mucho más brillantes. Mis labios, por fin, tenían color. Poco a poco fue perdiendo mi interés por el espejo, había captado un nuevo sonido, el latido de un corazón, pero demasiado lento como para ser normal.

Abrí la ventana de par en par en busca de aquel sonido, pero tuve que retroceder un paso. Me mareé por el calor y el torrente de olores, pero sobre todo por la cantidad de luz y el brillo de los colores que me llegaron. Me asomé despacio, su coche estaba ahí, pero no había rastro de él a pesar de percibir su aroma de forma tan intensa.

Pensé en bajar, pero en el camino hacia la puerta de mi habitación me crucé de nuevo con el espejo y no pude evitar la tentación de mirarme una última vez,
perpleja por mi nueva imagen.

-Te sienta bien- oí a mis espaldas; me di la vuelta alarmada demasiado rápido y todo empezó a darme vueltas.

Peter estaba sentado en el alféizar de la ventana. Lo miré confundida, completamente segura de que no estaba ahí cuando había abierto las cortinas un minuto antes.

-¿Cómo has llegado hasta aquí arriba?- pregunté.

-Saltando- contestó encogiéndose de hombros, como si fuera lo más normal del mundo.

Me acerqué a él y miré hacia abajo, había por lo menos cinco metros de altura.

-No te he visto antes.

-Una lástima, llevo aquí toda la noche- contestó.

Le eché un rápido vistazo. Se había desprendido de la chaqueta y llevaba la camisa blanca arremangada y prácticamente desabrochada, dejando entrever un poco de la pálida piel de su pecho, pero su rostro no presentaba su mejor aspecto.

-La verdad, Lali, hace un calor horrible aquí fuera.

El día estaba nublado y no había ni un pequeño rayo de sol proyectándose contra la casa.

-Olvidaba que ustedes aguantan peor las temperaturas- le dije echándome a un lado- Pasa, si quieres.

-¿Entrar en esta casa?- rió-. No gracias, hoy no tengo fuerzas para batirme en duelo con sir Pablo Esposito.

Noté cierta mofa en sus palabras, pero, dejando su ironía a un lado, sí que parecía realmente cansado.

-No imaginaba que te afectara tanto el calor.

-Si tienes pensado matarme, hazlo ahora.- Elevó sus palmas hacia arriba-. Estoy completamente desprotegido.

-Tal vez deberías dormir.

-Sí, claro- rió-, dormir…

Miré a mí alrededor en busca de algo que pudiera ayudarle. Giré el aire acondicionado portátil hacia la ventana para que le diera el aire a él y me acerqué a la mesilla para coger la bolsa con hielo. La temperatura de mi habitación era tan baja que no se había derretido ni un poco. Junto a la bolsa de hielo encontré mi móvil.

-Lamento no habértelo devuelto antes- dijo. De pronto, recordé cómo lo había perdido y un ligero temor comenzó a recorrer todo mi cuerpo-. También lamento lo que ocurrió esa noche.

-Supongo que la culpa fue mía- balbucee-, nunca debía haber ido hasta allí.

-No voy a negarlo- endureció su voz- Tuviste mucha suerte de poder escapar.

-Eso fue gracias a ti- sentencié, volviendo a dejar el móvil sobre la mesa. Regresé junto a la ventana y le tendí los hielos.

-Gracias-. Cogió la bolsa y se la pasó por todo el cuerpo, deteniéndose en el cuello y luego en el pecho.

Seguí el recorrido de sus manos, embobada, olvidándome de todo el miedo que pudiera provocarme. Su aroma era intenso, demasiado tentador para resistirse; dulce, pero oscuro. Su efecto en mí fue como el de una droga. En ese momento supe que, irremediablemente, iba a volverme adicta a él.

-Hueles muy bien- dije.

-Tú también.

Sentí que el calor se concentraba en mis mejillas; debía reconocer que era casi una suerte no poder ruborizarme. Pero, entonces, él torció los labios de tal manera que volví a marearme. Carraspeé y miré hacia otro lado.

-¿Necesitas algo más?- le pregunté sin mirar.

-Tenía la esperanza de que salieras, en el coche podríamos hablar mucho mejor.

Un ruido apenas audible captó mi atención; alguien se acercaba.

-Es Rocio.

Me giré un instante hacia la puerta y luego hacia la ventana de nuevo, pero Peter ya no se encontraba allí sentado. 

Continuara...

5 comentarios:

  1. dios esto cada vez es mejor mas porfavor

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  2. ayyy, Peter estuvo toda la noche?? como la cuida ♥ más más!! Me muero.. mucha intriga!

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  3. MAS!!!! me encanta La Nove Ayyy Que intriga!!... me emociona tanto la nove Quiero YAA!! jajaj Proximo Cap!

    Mar Marine!

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