El segundo por hoy! Espero que les guste♥ Ahora Peter la empieza a ver con otros ojos... Lali comienza a conocerlo mejor...que les parece que pasara a partir de ahora? Dejen su opinion en el comentario♥
En el capitulo anterior...
Mi cuerpo se estremecía como si quisiera tiritar. Un frío glacial se apostó en los huesos al tiempo que el corazón y la garganta ardían. Las punzadas en la cabeza habían desaparecido y el escozor de la piel también; no intenté respirar, temía que si hacía un leve movimiento todo el dolor anterior regresaría.
Algo cruzó la oscuridad en la que estaba sumergida.
CAPITULO 38
Abrí los
ojos levemente, con cautela. Me encontraba mucho mejor. Por alguna razón, el
frío glacial era reconfortante. Sentí curiosidad
por saber dónde estaba. Tal vez había vuelto a morir y ahora estaba en el cielo,
esto se parecía mucho más a lo que contaba la gente. Al estirar el brazo,
pequeñas hondas circulares nublaron aún más mi visión. Entonces, empecé a
percibir la verdad.
Abandoné
la paz que sentía y me senté en el centro de la gran bañera. La gran claridad se debía
tan solo al color de las paredes del baño. Había estado sumergida, con ropa y todo, en
mi bañera llena de grandes cubitos de hielo.
Los
recuerdos de la noche anterior estaban entremezclados, lo único que permanecía
nítido era el tormento, y el olor de mi propia sangre. Salí del agua y cogí una
toalla.
Regresé a
la habitación. Los ventanales estaban cubiertos por las pesadas cortinas, así que
aún se mantenía en la penumbra. No necesitaba luz para ver lo que tenía frente
a mí.
También
me llegaron nuevos sonidos. Ni una palabra, solo el traqueteo de un pequeño aparato
de aire acondicionado; la brisa al penetrar por alguna grieta o ventana mal
cerrada; pero el que más me impactó fue el que producían las gotas de agua procedentes
de mi ropa mojada al estrellarse contra el suelo. Era increíble. Me puse algo seco y,
al hacerlo, me invadieron un montón de nuevas fragancias. Pero el que más
intenso me llegaba era el suyo, “su” olor. Abrí las cortinas para comprobar si
él estaba allí, pero tuve que cerrar los ojos inmediatamente. Al cabo de un
segundo los volví a abrir, poco a poco. No había mucho sol, pero
todas las cosas relucían más de lo normal. Los colores eran mucho más vivos y tenían
un sinfín de nuevos matices.
Me
acerqué al espejo que habían vuelto a colocar tiempo atrás y tuve que ahogar un
grito a ver la imagen que me devolvió el reflejo: mi pelo se había secado por
completo en muy poco tiempo y caía en suaves ondas a ambos lados de mi rostro;
sedoso y brillante.
Por
suerte, ya no tenía ese aspecto amoratado y grisáceo en la cara. Mis ojos me
observaban desde el espejo, grandes y negros, como siempre, aunque mucho más
brillantes. Mis labios, por fin, tenían color. Poco a poco fue perdiendo mi
interés por el espejo, había captado un nuevo
sonido, el latido de un corazón, pero demasiado lento como para ser normal.
Abrí la
ventana de par en par en busca de aquel sonido, pero tuve que retroceder un paso.
Me mareé por el calor y el torrente de olores, pero sobre todo por la cantidad
de luz y el brillo de los colores que me llegaron. Me asomé despacio, su coche
estaba ahí, pero no había rastro de él a pesar de percibir su aroma de forma
tan intensa.
Pensé en
bajar, pero en el camino hacia la puerta de mi habitación me crucé de nuevo con
el espejo y no pude evitar la tentación de mirarme una última vez,
perpleja
por mi nueva imagen.
-Te
sienta bien- oí a mis espaldas; me di la vuelta alarmada demasiado rápido y
todo empezó a
darme vueltas.
Peter
estaba sentado en el alféizar de la ventana. Lo miré confundida, completamente
segura de que no estaba ahí cuando había abierto las cortinas un minuto antes.
-¿Cómo
has llegado hasta aquí arriba?- pregunté.
-Saltando- contestó encogiéndose de
hombros, como si fuera lo más normal del mundo.
Me
acerqué a él y miré hacia abajo, había por lo menos cinco metros de altura.
-No te he
visto antes.
-Una
lástima, llevo aquí toda la noche- contestó.
Le eché
un rápido vistazo. Se había desprendido de la chaqueta y llevaba la camisa blanca
arremangada y prácticamente desabrochada, dejando entrever un poco de la pálida
piel de su pecho, pero su rostro no presentaba su mejor aspecto.
-La
verdad, Lali, hace un calor horrible aquí fuera.
El día
estaba nublado y no había ni un pequeño rayo de sol proyectándose contra la casa.
-Olvidaba
que ustedes aguantan peor las temperaturas- le dije echándome a un lado- Pasa,
si quieres.
-¿Entrar
en esta casa?- rió-. No gracias, hoy no tengo fuerzas para batirme en duelo con
sir Pablo Esposito.
Noté
cierta mofa en sus palabras, pero, dejando su ironía a un lado, sí que parecía realmente
cansado.
-No
imaginaba que te afectara tanto el calor.
-Si
tienes pensado matarme, hazlo ahora.- Elevó sus palmas hacia arriba-. Estoy completamente
desprotegido.
-Tal vez
deberías dormir.
-Sí,
claro- rió-, dormir…
Miré a mí
alrededor en busca de algo que pudiera ayudarle. Giré el aire acondicionado portátil
hacia la ventana para que le diera el aire a él y me acerqué a la mesilla para coger
la bolsa con hielo. La temperatura de mi habitación era tan baja que no se
había derretido
ni un poco. Junto a la bolsa de hielo encontré mi móvil.
-Lamento
no habértelo devuelto antes- dijo. De pronto, recordé cómo lo había perdido y un
ligero temor comenzó a recorrer todo mi cuerpo-. También lamento lo que ocurrió
esa noche.
-Supongo
que la culpa fue mía- balbucee-, nunca debía haber ido hasta allí.
-No voy a
negarlo- endureció su voz- Tuviste mucha suerte de poder escapar.
-Eso fue
gracias a ti- sentencié, volviendo a dejar el móvil sobre la mesa. Regresé
junto a la ventana y le tendí los hielos.
-Gracias-.
Cogió la bolsa y se la pasó por todo el cuerpo, deteniéndose en el cuello y luego en
el pecho.
Seguí el
recorrido de sus manos, embobada, olvidándome de todo el miedo que pudiera provocarme.
Su aroma era intenso, demasiado tentador para resistirse; dulce, pero oscuro.
Su efecto en mí fue como el de una droga. En ese momento supe que, irremediablemente,
iba a volverme adicta a él.
-Hueles
muy bien- dije.
-Tú
también.
Sentí que
el calor se concentraba en mis mejillas; debía reconocer que era casi una suerte
no poder ruborizarme. Pero, entonces, él torció los labios de tal manera que
volví a marearme. Carraspeé y miré hacia otro lado.
-¿Necesitas
algo más?- le pregunté sin mirar.
-Tenía la
esperanza de que salieras, en el coche podríamos hablar mucho mejor.
Un ruido
apenas audible captó mi atención; alguien se acercaba.
-Es
Rocio.
Me giré
un instante hacia la puerta y luego hacia la ventana de nuevo, pero Peter ya no
se encontraba allí sentado.
Continuara...
dios esto cada vez es mejor mas porfavor
ResponderEliminarMe encanta más!!
ResponderEliminarayyy, Peter estuvo toda la noche?? como la cuida ♥ más más!! Me muero.. mucha intriga!
ResponderEliminarMAS!!!! me encanta La Nove Ayyy Que intriga!!... me emociona tanto la nove Quiero YAA!! jajaj Proximo Cap!
ResponderEliminarMar Marine!
Seguro garchan ....
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