Si, estoy viva! Perdon, deje re colgado el blog, es que no use la compu en toda la semana. Pero aca estoy y les dejo algunos ♥ Las quiero
En el capitulo anterior...
-Sube, llevaré esa cosa en el maletero.
-No... -Me sentí ofendida por cómo se había referido a mi pobre vehículo-, prefiero ir pedaleando.
Cogí la bicicleta y me subí. Él parecía un poco contrariado.
-Te seguiré por si cambias de opinión.
-No voy a hacerlo -le grité mientras me alejaba.
CAPITULO 35
El carril
estaba vacío, así que reduje la velocidad todo lo que pude con la intención de
que desistiera y me dejara volver sola, pero, al parecer, no funcionó. Volví la
vista atrás y lo vi, siguiéndome con el codo apoyado en la ventanilla bajada,
muy atento a cada uno de mis movimientos.
Llegué a
casa sin problemas, aparqué junto a la puerta y me volví hacia Peter. Él ya me miraba
apoyado contra el capó.
-No me he
perdido -le eché en cara aproximándome a él-, y tampoco me ha atacado una manada de
lobos salvajes.
-¿Eso es
bueno o malo?
-Depende
para quién.
Me di la
vuelta sin despedirme y regresé a la casa. Entré en mi habitación, necesitaba
distraerme de alguna manera. Me senté en la cama y cogí el libro que descansaba
sobre mi mesilla. Me costó concentrarme, siempre me pasaba lo mismo después de
ver a Peter; era como si mi cerebro se desconectara sin que yo pudiera hacer
nada para evitarlo, y odiaba que eso ocurriera. Me impedía pensar, razonar e
incluso dormir en muchas ocasiones. Unos golpecitos me devolvieron bruscamente
a la realidad. Levanté la vista hacia la entrada, alguien había llamado. Un segundo
después, el rostro preocupado de Rocio apareció tras mi puerta.
-¿Puedo
entrar? -preguntó.
-Claro.
-Cerré el libro sobre mis piernas cruzadas- ¿Ocurre algo?
-Por eso
he venido.
-¿Qué
quieres decir?
-Dímelo
tú, Lali...
-Te vi en
ese acantilado -dijo sin alzar la voz-. Ya sabes de qué hablo, así que no hay
necesidad de entrar en detalles.
Recordé
que ellos no estaban al corriente de que mantenía contacto
con un gran predador. Al parecer, ella acababa de darse cuenta y, desde luego, no lo
aprobaba.
-Me he
encontrado con él por casualidad -confesé con voz inocente.
-Pero ha
venido aquí, he visto su coche.
-Sí, ha
insistido en seguirme.
-¿Para
qué?
-Solo
quería asegurarse de que llegaba bien.
-¿Desde
cuándo te estás viendo con él?
-Desde
hace un tiempo, pero no lo he visto más que unas cuatro veces -me apresuré a añadir.
-Lali, te
dije que era muy peligroso, te advertí por tu propio bien que no te acercaras a él.
Necesito que me cuentes qué está ocurriendo -pronunció intentando aún moderar
sus nervios.
Me encogí
de hombros.
-Nada
importante.
-Debe de
haber una razón-dijo dando unos pasos hacia mi-, una buena explicación por la cual
te arriesgues a acercarte a él poniendo a toda la familia a su alcance. Dime un
solo motivo que justifique que te relaciones con el peor gran predador de esta
ciudad.
Guarde
silencio, no podía contarle la verdad.
-Lali
-endureció el tono de su voz-, ambas sabemos lo que ese chico es. Prometiste
que no te acercarías a él.
-Lo sé,
pero...
Ella paró
en seco de andar de un lado a otro y me miró a los ojos de forma fija, penetrante.
-Ese
“clan” es uno de los más peligrosos que existen. Su instinto animal es brutal.
Él y Victorio, otro miembro de su clan, son verdaderas bestias, carniceros
-resaltó por si no me había quedado bastante claro-. Han matado y torturado
cientos de veces, más incluso de lo que es normal
para uno de los suyos. -Hizo una breve pausa-. Sé que cuando lo miras no lo parece,
pero ahí radica gran parte de su monstruosidad, es lo que lo diferencia de
Victorio, para la mayoría de sus víctimas es extremadamente cautivador.
-Él no ha
intentado hacerme daño -dije.
-Eres
nueva aquí, créeme que conozco a ese gran predador bastante mejor que tú. Lo único que
busca es una nueva víctima para sus juegos.
Continuara...
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