domingo, 28 de octubre de 2012

Capitulo 46


#3 Perdon, perdom, perdon! Estaba viendo la #RochiCam por eso tarde! ♥


Peter quiere a Lali solo para él. ¿Sera capaz de afrontar a su propia familia?


En el capitulo anterior...

-¿Qué ocurre? -pregunté en un susurro.

El hombre apartó la mirada del lugar y la centró en mí; parecía algo impresionado y me analizó exactamente de la misma manera que yo había hecho con él hacía solo un instante, evaluando si yo era humana o una de los suyos. Pareció decantarse por lo segundo, porque se inclinó hasta llegar a la altura de mi oído y susurró con voz grave.

-Acaban de entrar... -dijo bajando aún más el tono de voz- grandes predadores.

CAPITULO 46


Estiré más el cuello para intentar ver algo, pero no sirvió de nada. El hombre volvió a agacharse hacia mí.

-Señorita, más le vale alejarse de su vista.

-Lo tendré en cuenta, gracias.

-Mi nombre es Raúl, por si precisas de mi ayuda.

-Lali Esposito.

-¿Esposito? -Abrió un poco más los ojos-. Un placer entonces, milady.

Besó mi mano con una leve reverencia y se alejó, no sin antes echar un último vistazo hacia la entrada.

Tuve que resignarme a no poder ver nada. Me mezclé entre la gente, observando cada rostro, cada mirada... Solo había una persona a la que quería encontrar allí, pero ni siquiera sabía si él había sido uno de los recién llegados. Aunque, a decir verdad, las probabilidades eran bastante esperanzadoras.

Me puse de puntillas e intenté, en vano, volver a buscar entre la gente. Justo al otro lado de la sala divisé a Mariano, que se dirigía al encuentro de Pablo y Rocio no muy lejos de donde estaba. Di una vuelta alrededor de aquel espectáculo y me dirigí hacia los Esposito, pero entonces sentí su aroma, dulce y suave. Mi respiración y mis nervios se desbocaron. Daba igual cuántos olores distintos hubiera allí mezclados, el suyo era el único que podría reconocer en cualquier parte. Los Esposito pasaron a un segundo plano. Busqué en todas direcciones, pero no lo vi. 

En cambio, las miradas que me dirigía la gente comenzaron a intimidarme tanto que abandoné el centro de la sala y me dirigí a la zona menos concurrida, la más alejada. 

Allí me apoyé contra una enorme columna e intenté pasar desapercibida, con los ojos cerrados para poder centrarme solo en ese maravilloso aroma. Suspiré.

-Una dama tan hermosa no debería esconderse en un baile -me susurró alguien al oído.

Abrí los ojos de golpe, sobresaltada. Él estaba a mi lado, apoyado en la misma columna que yo.

-Así que tú eres uno de los grandes predadores que han provocado toda esta expectación...

-No tanta como la que has provocado vos, señorita Esposito.

Solo por ver la expresión de su rostro mereció la pena todo el tiempo que había invertido Rocio en mi aspecto. Me miraba con una sonrisa tenue y los ojos cargados de algo especial, un sentimiento que no le había visto nunca antes, como la expresión de un padre al descubrir que su niña se ha hecho mayor. Parecía... ¿feliz? Me tomó de un dedo y me hizo girar sobre mí misma, luego me besó en la mano tal y como lo había hecho Pablo el día que lo conocí. Peter comportándose como en siglos pasados era mucho más impresionante que Pablo. 

Se me dibujó una sonrisa tonta en los labios; estaba, simplemente, perfecto. Vestía con una levita corta por delante pero hasta las rodillas por detrás, toda ella de color rojo oscuro, que dejaba entrever un chaleco decorativo sobre unos pantalones blancos ajustados.

-Así que eres del siglo... -intenté adivinar.

-Finales del XVIII, pero visto de principios del XIX.

¿Principios del XIX? Qué casualidad... Rocio tenía un extraño sentido del humor... Si no fuera porque sabía que odiaba a Peter, juraría que ella me había vestido así a propósito.

-Eres más joven de lo que esperaba -reconocí.

Entornó ligeramente los ojos.

-¿Decepcionada?

-Solo un poco -bromeé.

Pablo y Rocio nos miraron desde el otro extremo del salón e inmediatamente después se pusieron tensos. Sus ojos se endurecieron e hicieron ademán de acercarse, pero a él no pareció importarle demasiado. Me tendió un brazo con la otra mano a la espalda e hizo una pequeña reverencia.

-¿Tendría la bondad de acompañar a un humilde servidor en esta velada?

-Será un placer.

Estaba muerta de vergüenza por el simple hecho de tener su cuerpo tan cerca del mío, deseaba que no le diese por querer bailar conmigo porque no podría aguantar mucho tiempo a su lado sin desmayarme... Así que sumarle a eso su fama y la reprobación de la gente lo hacía todo mucho más complicado para mí.

-¿Has venido solo? -pregunté sin pensar mientras él me conducía por la sala.

-No -respondió-, con el resto de la... -empezó a decir, dudando- “familia”.

-¿Quiénes son? -quise saber.

Me miró evaluando algo.

-Me pregunto si decírtelo sería una buena idea.

-¿Por qué no iba a serlo?

-¿Te hace especial ilusión conocer a grandes predadores?

-Tú ya sabes con quién vivo yo. Solo quiero poner caras a los nombres que he escuchado -contesté encogiéndome de hombros.

-Así que has oído hablar de nosotros. Interesante...

-Como si no lo supieras.

-Sí, solemos despertar cierto... entusiasmo -dijo sonriendo.

-Entusiasmo por salir corriendo -corregí.

-Excepto tú, eres la única que no lo ha hecho.

-Bueno... -Miré a nuestro alrededor-, toda esta gente aún sigue aquí.

-Ellos se preguntan si no has perdido el juicio.

-Sí… , a menudo yo también.

-Eso sí que es interesante -afirmo sonriendo de tal forma que temí no poder mantenerme en pie.

-¿Piensas decirme de una vez quiénes son grandes predadores aquí?

Dudó un momento, luego miró a su alrededor buscando algo y juntó su cabeza con la mía. Me temblaron las rodillas.

-El que está allí enfrente, hablando con ese cazador -susurró-, es Victorio, ¿lo ves?

En realidad no, porque estaba de espaldas a nosotros.

-El cazador parece aterrorizado -observé.

-No es de extrañar, es el que viste la otra noche.

Le miré sorprendida.

-¿Ese? -parpadeé-. No tiene tan mal aspecto después de lo que vimos.

-Me equivoqué -tomó aire-, no lo soltó a los dos días sino a los tres. Cada vez le dedica más tiempo a cada uno.

-¿Qué es lo que les hace? -pregunté; en realidad, no quería saberlo. Me arrepentí enseguida de habérselo preguntado.

-A decir verdad -dijo-, no tengo ni la menor idea, y prefiero que siga siendo así. No he conocido nunca a ningún gran predador que disfrute tanto de ser lo que es. Tiene algunas habilidades sorprendentes que le hacen ser uno de los más peligrosos -continuó arrugando el ceño-. El que se acerca ahora hacia él se llama Gaston.

-¿También es de tu familia?

-Es el miembro con el que mejor me entiendo; usa más la cabeza que Victorio y eso para mí es suficiente. Y luego, por supuesto, está Candela. Pero parece que en este momento no está en esta sala -explicó mirando a su alrededor.

-¿Te llevas tan bien con ella como con Gaston? –pregunté entre dientes intentando parecer despreocupada.

-Es diferente. Definitivamente, no es tan sádica como Victorio, pero siempre tengo la sensación de que oculta cosas. Ella es capaz de conocer los secretos de la mayoría de las personas.

-¿También los tuyos? -quise saber. Me puso bastante tensa.

-Descubrió nuestro trato y lo compartió con toda la familia.

Dejé de andar y lo miré de frente.

-¿Qué te dijeron?

-Querían que te compartiera con ellos. -Abrí la boca asustada, pero él me sonrió-. Me negué, por supuesto; tienen que aprender a buscarse sus propios cazadores.

Continuara...

+7 FIRMAS SUBO OTRO

11 comentarios:

  1. Me gusto conocer los nombres de la "familia" de Peter. Ahora me intriga saber si Lali tendra acercamiento con alguno de ellos!!

    ResponderEliminar
  2. Ay que lindo que es Peter ♥

    ResponderEliminar
  3. Asdasdasdasdasd esto cada vez mas intrigante qiero rock laliter are @cecilanzani

    ResponderEliminar
  4. Jajaja Lali no puede mas, tiene unas ganas de chaparselo ahi mismo :D

    ResponderEliminar
  5. En cierta forma lo que dice es tierno, me encanta esta novela más!!!

    ResponderEliminar
  6. Me encanto tu nove .... Sube Massssss c:

    ResponderEliminar
  7. dios me encanta mas mas

    ResponderEliminar