sábado, 27 de octubre de 2012

Capitulo 42


#3 ♥ Si llegamos con las firmas, al menos 5, subo otro, sino a esperar♥ Gracias a todas las que leen


Un acercamiento peligroso que ninguno de los dos sabe como manejar...


En el capitulo anterior...

Cogí mi mochila, que había salido disparada unos metros más allá, y me la colgué del hombro. Peter examinó con detenimiento la bicicleta de Pablo durante unos
segundos.

-Si tanto te gusta, puedo arreglártela.

-¿Sabes reparar bicicletas? –pregunté, arqueando una ceja.

Soltó una leve risita.

-Solo cuando es estrictamente necesario.

CAPITULO 42


-¿Un paseo? –Dudé; lo que quería en ese momento era alejarme todo lo posible de él. Me mareé al notar su cuerpo cerca del mío –. ¿Tienes prisa?

-No –reconocí aún mareada por su presencia -, Mariano estará trabajando, y Pablo y Rocio se han ido a montar.

-¿No los has acompañado?

-No, necesitaba estar sola para arreglar mis ideas. –Eché a andar y él me siguió.

-¿Algo importante?

-No demasiado –mentí -, pero, si no las ordeno, mi cabeza se convertirá en un caos. – Temí que siguiera preguntando y que al final descubriera que el motivo de ese comportamiento era él. Intenté concentrarme en los caballos para desviar la
conversación –. De todas formas, no se me da muy bien todo ese tema ecuestre.

-Exageras.

-No, no lo hago. –Lo miré disimuladamente de arriba abajo –. A ti seguro que se te da bien.

Él sonrió cortando mi respiración.

-Me defiendo, aunque el mérito es todo de mi caballo.

-¿Tienes uno?

-Sí, es un animal precioso.

-Dicen que las mascotas se parecen a sus amos –musité y callé de inmediato al darme cuenta de que había pronunciado ese pensamiento en voz alta.

Él sonrió.

-Imagino que lo dices por lo de “animal”, ¿no es así?

-La verdad es que no –susurré al cuello de mi camiseta.

-En tal caso, creo que debería regalártelo, Lali. Se parece más a ti que a mí.

Su voz no fue baja, temerosa, ni avergonzada como la mía; sino suave, profunda y segura.

-¿Te ha incomodado lo que he dicho? –me preguntó.

-No –dije –, ha sido un detalle por tu parte.

-Es tuyo si lo quieres –rió para sí mismo –, aunque creo que te ganarás la enemistad de Candela.

-¿Quién es? –quise saber.

-Un miembro de mi clan. Está enamorada de él.

Un extraño rugido brotó de mi interior; por suerte para él no lo oyó, o quizá sí.

-¿Es tu novia? –tuve que preguntarlo, necesitaba escupir esa pregunta aunque eso
terminara de delatarme.

-No –respondió en tono tranquilo y sincero –, no es algo que los grandes predadores solemos tener –mi moral fue cayendo lentamente al suelo –, al menos, no de la manera en que tú entiendes esa palabra.

-¿Cómo entonces?

-Se trata de algo parecido al derecho de posesión.

-¡Eso suena fatal! –exclamé parándome en seco.

-Lo sé –rió de forma tan alegre que consiguió aliviar la tensión de mi cuerpo –, pero no creo que sea lo que piensas. Somos criaturas bastante solitarias, consiste más en lealtad que en algo físico.

-¿Algo así como fraternidad? –pregunté.

-Bastante más complicado.

-¿Y tú tienes eso con ella? –Me esforcé para que sonara de forma completamente desinteresada, aunque es posible que sin mucho éxito.

-No.

-¿Pero te gustaría? -pregunté.

-¿Por qué te preocupa de repente mi vida privada?

-No sé nada de ti –reconocí.

-¿Y crees que eso es malo?

-Depende de lo que intentes ocultar.

Él volvió a tomarse su tiempo antes de contestar.

-A veces la ignorancia puede convertirse en el mayor de los regalos… -Su voz se volvió más profunda; parecía que meditaba algo.

-Tienes muy poca fe en las personas –dije.

Él volvió su cabeza al frente.

-Y tú demasiada.

-Todo el mundo tiene algo bueno. –Sonó mucho más seguro de cómo yo lo recordaba en mi mente.

-¿Y si todo lo bueno que uno tuviera fuera otra persona?

Comencé a ponerme nerviosa y él dejo de contemplar el cielo para clavar sus ojos directamente en los míos.

-Alguien diferente a lo que uno es –siguió –. La única persona que podría hacer que esta vida mereciera la pena.

Algo revoloteaba con energía en mi estómago. Sin darnos cuenta, ambos nos habíamos parado frente a frente, con los ojos de uno clavados en el otro; nuestras palabras eran casi susurros.

-Entonces, esa persona sería el ser más feliz de este mundo. -dije.

Buceé en sus enormes pupilas en busca de algo que tuviera sentido, de una pista que pudiera ayudarme a averiguar qué era lo que sentía. Pero él no tardó en romper el contacto visual.

-No lo creo. –Miró al frente y volvió a emprender la marcha –. No cuando descubriera cómo es en realidad el que depende de ella.

Me apresuré a seguirle.

-¿Y si no le importara?

-Eso solo ocurre en las novelas o en las películas; la realidad es bastante más complicada.

-Depende de quién la viva –dije con un hilo de voz.

Ambos nos sumimos en un profundo silencio. Continuamos caminando uno al lado del otro sin decir nada, meditando cada una de las palabras que acabábamos de pronunciar.

No dijimos nada, absolutamente nada. Anduvimos hasta que una fina lluvia comenzó a caer. Entonces, regresamos de nuevo a la carretera. Me abrió la puerta del coche y yo accedí.

-Vamos progresando –dijo de pronto con una sonrisa radiante -Ya no vacilas cuando te pido que subas.

-No tengo otra manera de regresar –reconocí.

-Lali –acercó un dedo a mis labios para sellarlos; no llegó a tocarlos pero provocó que mis rodillas volvieran a temblar -, déjame disfrutar un poco del momento, esto no ocurre todos los días.

Le sonreí.

-Una lástima lo de la bicicleta –susurré mientras él entraba y encendía el motor.
-Perdóname si no comparto tu tristeza.

-¿Por qué eres tan cruel?

-Bueno –razonó –, he de reconocer que le estoy agradecido, pero eso es todo.
-Supongo que se debe a que ahora tú eres mi único medio de transporte, ¿no es así? –aventuré.

-No el único, pero sí el mejor.

Arqueé exageradamente una ceja.

-¿Quieres hacer algún tipo de reclamación?

-El olor de la tapicería es un poco fuerte –bromeé. Él puso los ojos en blanco y sonrió – Aunque se confunde con el tuyo y eso es agradable.

-Qué enternecedor… -se burló. Si había algo que me gustara más que sus ojos, eso era su risa, cuando no lo hacía de forma cruel –. Es un halago que aprecies mi compañía –dijo con voz suave y aterciopelada.

-¿No estábamos hablando de coches?

Me miró, de una forma tan profunda que me hizo temblar.

-Sí –susurró para sí mismo, aún con una pequeña sonrisa jugueteando en sus labios -, hablábamos de coches.

Todos mis sentidos se pusieron en guardia por su cercanía. En contra de mi voluntad, cada vez parecía más evidente el hecho de que me estaba enamorando de él. De pronto, lo veía tan claro como la certeza de que alguien como Peter nunca se fijaría en mí.

Me había permitido el lujo de soñar despierta el tiempo que había pasado a su lado, pero debía volver a la realidad. Había un vínculo, algo parecido a la confianza, pero no era amistad y, muy a mi pesar, tampoco amor. Ese pensamiento me entristeció. ¿Cómo un chico como él iba a fijarse en alguien como yo? Lo mejor que podía hacer era guardarlo en secreto, no podía permitirme el lujo de perderle, aunque cualquier posibilidad de estar junto a él de otra manera se limitara a las fantasías de mi mente antes de dormirme.

Pero lo que sentía por él aumentaba con cada segundo que lo veía, que pensaba en sus ojos, que percibía su olor y su aliento sobre mi piel. ¿Cómo no me había dado cuenta antes? Quizá porque todo lo que me había ocurrido había eclipsado cualquier emoción o sentimiento que no fuera angustia o desesperación. ¿Quién sabe? 

Lo único que ahora sabía con certeza era que debía ocultarlo a toda costa.

Continuara...

6 comentarios:

  1. Mas! Quiero otro cap @laliterlove

    ResponderEliminar
  2. Tus fans qeremos mas!!!!!!!!!!!nove @cecilanzani

    ResponderEliminar
  3. me encanto si posteas mas los leo mas tarde ahora me voy a dormir por que sino no duermo nada jajaj besos

    ResponderEliminar
  4. No alcance a escribir el comentario cuando ya subiste otro gracias!!!!!!
    @Titel842

    ResponderEliminar