sábado, 27 de octubre de 2012

Capitulo 40


Buenas buenas!! SE COPAN CON UNA MARATÓN? +7 firmas y subo otro. Copense! ♥


Parece que las cosas parecen cambiar entre ellos. Peter no sabe que le pasa con Lali, pero esta seguro de que todo es distinto con ella.

En el capitulo anterior...

No tenía ni idea de qué era lo que se suponía que tenía que pasar, pero, desde luego, no estaba ocurriendo nada.

-No me mira- dije entre dientes.

-Sigue intentándolo.

Sin previo aviso, sentí un brazo rodeando mi cintura. Ignoré a la chica y me giré hacia Peter interrogativamente.

-Concéntrate en ella- insistió con una sonrisa divertida.

CAPITULO 40


Era imposible hacerlo sintiéndolo tan cerca de mi piel, su respiración, el roce de su cabello… de pronto olvidé por qué esta allí.

-No te distraigas, Lali, acuérdate de la chica.- Me susurró esas palabras de forma pausada, disfrutando de cada una de ellas.

Lo intenté de nuevo. Fijé mi vista en ella, pero ahora no me costó ningún trabajo encontrarla; ella ya me miraba a mí, evaluándome con su pequeños ojos entornados. Me limité a mantenerme ahí, quieta, sin apartar la vista ni un milímetro. Poco después sentí una extraña conexión y me llegó una mezcla de sentimientos de forma muy intensa; primero vanidad, esa sensación cargó mi cuerpo; luego dio paso al egocentrismo, solo existía yo; pero no tardó en acudir e mí una fuerte inseguridad y una voz comenzó a brotar en mi cabeza recordándome cada defecto, no sé si los suyos o los míos, o ambos; entonces, comprendí que no era su voz la única que oía, sino también la mía. Esas inseguridades dieron lugar a la tristeza, a la soledad y, por último, al dolor.

Me vi reflejada en su rostro y me sentí fatal; lo que estaba haciendo era horrible, pero no podía ni parpadear. De pronto, sentí ganas de llorar.

-Ya está bien, Lali- me murmuró Peter al oído.

Salí de mi ensimismamiento y volví a la realidad. Sus ojos se dirigían a la chica y yo le imité. Ella aún tenía la mirada perdida y unas pequeñas lágrimas habían comenzado a correr por sus mejillas. Parpadeó dos veces, volviendo en sí, se levantó y desapareció del comedor. En ese momento, me inundó una oleada de increíble bienestar; era lo mejor que había sentido en muchísimo tiempo. Mi cabeza se desentumeció y empecé a notar cierto cosquilleo en las yemas de los dedos. Era el mismo alivio que se siente al respirar la primera bocanada de aire después de haber estado aguantando la respiración durante mucho tiempo. Pero no podía definir con exactitud si estaba complacida, aterrada o avergonzada por lo que acababa de hacer. Peter lo notó de inmediato.

-Se le pasará; sus amigas le dirán lo que quiere oír y volverá a ser la misma de siempre. Asentí levemente. Eso bastó para empezar a disminuir esa extraña sensación-. De todas formas, Lali, debes tener cuidado de no cruzar la línea. Si empiezan a llorar debes dejarlo de inmediato si no quieres causar daños. Esa es una reglar fundamental en tu caso.- Hizo una pequeña pausa y luego añadió con voz seca-. ¿Cómo te encuentras?

-Mejor-. Fue lo único que alcancé a decir, y era cierto.

Me sonrió. El calor que había podido recuperar se concentró en mis mejillas.

-Adorable- dijo pasando el dorso de su dedo enguantado por mi mejilla-, mi alumna más ventajada.

-Soy la única que tienes- le recordé sin perder mi atención de su guante.

-Que no se te suba a la cabeza.

Reí por lo bajo. Peter esperó a que estuviésemos de nuevo en la calle para retomar la conversación.

-Dentro de un tiempo ni siquiera tendrás que hacer esto. Podrás unirte al ambiente, de varias personas a la vez en lugar de una sola.

-¿Cómo?

Divisé su choche cerca de donde estábamos. Parecía que había pasado una eternidad desde que habíamos llegado, aunque, en realidad, no hubiese transcurrido ni media hora.

-¿Crees que Pablo o Rocio se detienen a mirar fijamente a algún humano? No, ellos son el centro de atención sin proponérselo, se alimentan de lo que despiertan en la gente.

-¿Tú también?- quise saber.

Frunció la boca en una delgada línea.

-No exactamente, digamos que en nuestro caso la cercanía es necesaria y el contacto físico, en ocasiones, imprescindible.

-¿Contacto físico?- repetí-. ¿Te refieres al mismo que te vi mantener con aquel cazador?

Soltó una pequeña risotada.

-No, ni hablar. Nuestra forma de alimentarnos es bastante menos impresionante. Pero, ahora, debes centrarte solo en ti.

-No creía que fuera tan fácil.- reconocí.

-Suele serlo, pero en este caso lo ha sido más de lo normal. La chica ya desarrollaba ciertos celos hacia ti por estar sentada a mi lado -Sonrió.

-¿Sabes?- Lo miré con el ceño fruncido-. La humildad es una virtud.

-Algo que según tú, parece que yo no tengo.

Me abrió la puerta del copiloto.

-Sube y no protestes, por favor- añadió al ver mi expresión de descontento.

No regresamos a casa. Peter me llevó a una zona verde, un gran parque alejado del centro. Todo era nuevo para mí, igual que si llevara años encerrada sin contacto con el mundo exterior y, de repente, saliera y sintiera todo por primera vez. Era maravilloso, aunque un poco agotador también, sobre todo en medio del campo, rodeada de tantas y tantas fragancias, colores y texturas.

-¿Qué ha ocurrido? –le pregunté a Peter.

No entendía cómo aquellos pequeños detalles podían hacerme sentir tan bien.
-Has vuelto a nacer.

-Sí…–susurré para mí misma –, exactamente eso. Ahora sí.

Me sonrió radiante y, por primera vez, creí ver que la alegría llegaba a sus ojos impenetrables. No duró mucho, por supuesto, pero bastó para ponerme aún más contenta.

-Peter –dije caminando a su lado –, gracias, de verdad.

-Me comprometí a asegurarme de que te convirtieras por completo.

Me separé un poco de él y adopté una postura un poco seria.

-¿Por qué? –empecé y él me miró extrañado –. ¿Por qué te has quedado toda la noche junto a mi ventana?

Guardó silencio, parecía incómodo y confuso.

-No lo sé. –Su voz era sincera.

-¿Y a qué se debe el cambio de humor? Ser de pronto tan amable, ¿es solo una forma de proteger a tu presa? ¿De hacer de mi muerte algo más divertido para ti?

Esta vez capté toda su atención. Se detuvo y me miró a los ojos.

-No debes confiar en mí –me advirtió con total seriedad. Todo rastro de alegría y jovialidad desapareció de su rostro.

-Respóndeme, por favor.

-No quieres que lo haga.

-¿Qué te hace pensar eso?

-Tienes miedo de lo que pueda decir, no es difícil verlo en tus ojos.

-Respóndeme a otra pregunta entonces. ¿Cabe la posibilidad de que lleguemos a ser…amigos? –le dije apartando la mirada.

Su risa me tomó por sorpresa.

-No, de ninguna manera.

Alcé la vista confundida.

-¿Qué somos entonces?

-Dos almas torturadas que se necesitan desesperadamente la una a la otra.

Ladeé la vista hacia el horizonte para impedir que viera la sonrisa triste que había aparecido en mi cara.

-Es una gran definición –reconocí.

-No sería bueno como amigo; no se me da bien interesarme por los demás –dijo para sí mismo –. Los grandes predadores somos las criaturas más egoístas de la faz de la tierra.

Me volví hacia él.

-Tú te has preocupado por mí. –Mi voz fue apenas un susurro.

-Solo he protegido mis propios intereses, Lali. No veas en mí un rastro de humanidad, porque no existe.

Caminamos en silencio. Registré cada pequeño aroma y cada textura en mi mente; todo era increíblemente real ahora. Mientras, comencé a darle vueltas en la cabeza a una idea que me aterraba. Se detuvo junto a un banco y nos sentamos.

-Justo antes de que Rocio me sacara de la biblioteca leí algo que me preocupó.

-¿De qué se trata?

-Era un libro sobre especies mágicas y mitológicas. Estuve ojeando varias definiciones y, bueno…, había una que se asemejaba a nosotros; no recuerdo ni qué era, pero decía que se nutrían de la esencia de la personas y que eran muy peligrosos y monstruosos.

-Y te sentiste identificada de inmediato, ¿no es así? –Sonrió.

Bajé la cabeza.

-Era muy real.

-¿De qué ejemplar en concreto estamos hablando?

Arrugué la nariz.

-No te rías, pero creo que era un libro infantil.

No lo hizo, aunque esbozó una sonrisa divertida.

-Lali, no es probable que exista ni un solo humano que tenga conocimiento de la existencia de este tipo de vida. Pero, si fuese así, dudo mucho que lo incluyera en un libro y, menos aún, en uno infantil. Ni siquiera somos una leyenda.

-No se trata de eso…, se trata de lo que sentí al leer esas palabras. –Lo miré –. Me aterra la idea de hacer daño a la gente.

Él tomó aire de forma pausada.

-Es curioso que comentes ese problema precisamente conmigo, teniendo en cuenta lo que soy y el extraño trato que nos une. –Se dio a sí mismo un segundo antes de continuar– No obstante, Lali, hay una verdad indiscutible y es que solo tú puedes decidir qué hacer. No debes torturarte con eso; somos necesarios para que el mundo funcione.

-¿Eso justifica todo el dañó? ¿Dónde acaba el equilibrio y comienza la diversión para ustedes?

El tono de su voz se volvió muy severo.

-Ese punto nunca nos ha importado.

-¿Tú eres como todos los grandes predadores?

-¿Te refieres a si me divierte segar vidas?

No respondí.

-No hago de matar un hábito de vida, ya no.

Eso me tranquilizó un poco.

-Pero es así, ¿verdad?

Me miró fijamente a los ojos indagando en sus profundidades.

-No hagas preguntas que no quieres que sean respondidas.

-¿Acaso debería querer? –inquirí.

Rió

-Desde luego.

La verdad es que estaba segura que la respuesta me dolería a pesar de conocerla. Rocio ya me lo había confirmado casi desde el primer día en que lo vi, pero oírlo de sus propios labios sería aún más duro. Prefería darle a Peter durante un poco más de tiempo el beneficio de la duda.

-Vaya –dije intentando dejar aun lado el repentino malestar que ahora nos invadía–, así que nada de superhéroes, ¿no?

-No precisamente –reconoció él.

-¿Ni de salvar el mundo?

-Solo a nosotros mismos.

-¿Y para qué queremos esas habilidades?

-Para sobrevivir.

Sonrió.

-Siento defraudarte, si esperabas una capa y mallas rosas –comentó en tono sarcástico.

-No, odio el rosa.

-Sí… supongo que yo también.

Ambos reímos con una risa tenue.

-Me alegra que te hayas transformado –me dijo con el tono más sincero que le había oído nunca.

Continuara...

+7 FIRMAS SUBO OTRO

12 comentarios: